Margarita Henríquez, la nueva estrella del continente llegó ayer a su Patria. El pueblo se lanzó a las calles para recibir y aplaudir a la ganadora de Latin American Idol. Pocas veces se observa tanta unidad en Panamá, en torno a una causa.
El talento de esta chica de 17 años logró unir a los panameños. Su triunfo es una demostración de que la juventud tiene cosas buenas que explotar y que no todo está perdido.
Ser la ganadora de un certamen de canto con participación de 24 países de América Latina coloca a Margarita a la puerta de una exitosa carrera musical y además la constituye en un ejemplo a seguir por muchos jóvenes que también tienen talentos para triunfar en la vida profesional, estudiantil, deportes y las artes.
Cuando muchas veces se observa a sectores de la juventud que no tienen mayores aspiraciones en la vida y que sólo se interesan en cosas superficiales o viven inmersos en la cultura de la discoteca y el licor, lo sucedido a Margarita nos devuelva la esperanza en el futuro de la Patria.
Quizás algunos aleguen que hay otras cosas que también merecen una solidaridad nacional como sucedió con el Latin American Idol. Eso es cierto, pero la juventud también merece todo nuestro respaldo. No todos los días un joven panameño logra un triunfo de tal magnitud.
A Margarita hay que recordarle que lo importante no es sólo llegar, sino aprovechar la oportunidad que tiene para desarrollar una carrera artística que enorgullezca a su Patria y a su familia.