A lo largo de la historia patria, Costa Rica siempre nos había tomado de "congos", en la competencia regional como el país más representativo de América Central. Primero, duele recordar las goleadas de última hora que la Selección de Fútbol tica nos metía al final de los partidos para ir al Mundial. ¿Cómo no olvidar la derrota humillante de 5-1 en San José, en el año de 1992? ¿O de aquella en nuestro propio patio, en 2005?
Ni recordemos la derrota humillante de la Guerra de Coto de 1921 o la disputa por ser la nación más atractiva para el turismo en el Istmo.
Pero de la nada, Panamá tuvo su primera venganza. Como una estrella, apareció la joven Margarita Henríquez, una chica de 17 años con energía y fuerza de superación, que destelló entre más de 20,000 adolescentes, que disputaban el Latin American Idol.
Ya dicen que la plata les ganó, pero algo quedó en evidencia: cuando los panameños nos unimos, para respaldar a las personas que consideramos ejemplos dignos de imitar, nadie nos puede quitar la victoria.
En medio de tantas noticias negativas, en donde jóvenes menores de edad son protagonistas de actos violentos, la victoria de esta muchacha santeña nos demuestra que aún hay esperanza de que la próxima generación de panameños tiene un futuro prometedor.
Este es el año de los jóvenes panameños: Irving Saladino cumplió en Atletismo, y Panamá obtuvo su primera medalla de oro. Luego, el atleta César Barría cruza a nado el Estrecho de Gibraltar, pese a tener una sola pierna.
Finalmente, Margarita Henríquez se convierte en la estrella que ilumina la cúspide que nos parecía inalcanzable, de que en Panamá hay valores, hay gente buena y héroes prometedores.
¿Quien iba a pensar que una humilde niña de Los Santos tuviera tanta fuerza y popularidad, que incluso opacó las malas noticias del trajín cotidiano, que ensombreció la postulación de Balbina Herrera o que dejara en segundo plano la crisis económica global?
A Margarita les deseamos suerte en esta nueva etapa de su vida. Esta chica azuerense tiene el camino libre para trazar un destino dorado. Pero eso si, no se deje utilizar por aquellos políticos oportunistas que vendrán ahora a intentar robarse la cámara o tomarse una foto, para proselitismo partidista.
Qué mal quedó Juan Carlos Varela, del Partido Panameñista, al utilizar una foto de propaganda, junto a Margarita, con telón de fondo una bandera del colectivo opositor. Se nota que su equipo de prensa y relaciones públicas no tiene escrúpulos, ni visión.
Pero dejando atrás la política, lo sabroso del asunto es que ahora Panamá canta de alegría y felicidad. Hoy les toca llorar a los ticos, por la soberbia de algunos allá, que se creen mejor que Panamá. Era hora que los panameños tuvieran un momento de gloria, aunque sea en la esfera musical.