Mi papá se sentó en una piedra a orillas del sendero pedregoso, en una montaña de El Valle de Antón. Se tocó el pecho y dijo muy serio: "muchachos, hasta aquí llego". Mi hermano Orlando y yo nos miramos sorprendidos. Subir montañas de El Valle de Antón era una tradición.
Nunca imaginamos que llegaría el momento en que papá no pudiera acompañarnos en esas "aventuras".
Ese fue mi primer encuentro con las limitaciones que causa la vejez.
Claro que teníamos "adultos mayores" en la familia. La mayor era mi abuela Teresa, quien vino de Italia para vivir mejor en Panamá.
Esa escena ha venido muchas veces a mi mente. La última vez fue el primero de octubre, Día del Adulto Mayor, según las Naciones Unidas.
Yo mismo he comprobado lo que es llegar a viejo...
En lo físico, ya no puedo subir "de un tirón" la larga escalera que lleva al despacho de las autoridades universitarias.
Ahora debo pararme varias veces a "tomar aire"... y aguantar las miradas de lástima (?) de algunos jovenzuelos quienes suben y bajan casi corriendo.
Mi entretenimiento de escalar montañas (pequeñas) lo he suspendido hace dos años. Temo una caída que me rompa los huesos... o un ataque al corazón.
Panamá es el cuarto país latinoamericano con más ancianos. Tenemos casi un viejo por cada diez panameños.
Pero lo que tal vez moleste más es la discriminación, burla, irrespeto, que algunos jóvenes hacen a los de la Tercera Edad.
Cuando me ha pasado, le digo al sujeto que "ojalá llegues a vivir hasta mi edad. Me ha tocado ir a entierros de gente como tú".
Al manejar con precaución, no es de extrañar que me pasen los vehículos y uno que otro sujeto grite "viejo pend..."
En mi trabajo de profesor he tenido que soportar a unos cuantos que me "sugieren" que deje de trabajar. Piensan que podrán disfrutar del sueldo que me he ganado trabajando honradamente.
La vejez me hace disfrutar más de las maravillas de la naturaleza. Aprecio mejor cada hora del día...
Digo a mis alumnos que lo único que envidio de la juventud es su energía. Señalo que estoy en el mejor momento, con mi "agenda de vida" realizada y la satisfacción del deber cumplido como ser humano.
"Y sigo pa'lante..."