El enviado especial de la ONU para Birmania (Myanmar), Ibrahim Gambari, habló con la líder del movimiento democrático birmano, Aung San Suu Kyi, y con miembros de la Junta Militar, en un intento de acabar con la brutal represión que ha causado al menos 16 muertos en una semana.
Hacía casi un año que Gambari no podía entrevistarse con Suu Kyi, que, a sus 62 años, cumple su cuarto año consecutivo de arresto domiciliario y de quien los militares esperan que utilice su influencia con los manifestantes que protagonizan desde hace más de un mes movilizaciones en protesta por la subida de los precios de los combustibles y para pedir democracia.
De lo tratado entre Gambari y Suu Kyi en el domicilio de la premio Nobel de la Paz de 1991 nada trascendió, como tampoco de las reuniones previas del diplomático nigeriano con los generales en la nueva capital del país, Napydaw, un ciudad levantada por ingenieros norcoreanos a la medida del régimen militar. Según la ONU, Gambari, desde su llegada se reunió con el primer ministro interino, el general Thein Shein, y con altos funcionarios de Asuntos Exteriores, pero no con el canciller.
PROTESTAS
Las movilizaciones populares comenzaron el 19 de agosto en protesta por el alza de los precios de los combustibles, organizadas por la LND y el grupo Generación de Estudiantes del 88.