Las palabras develan la salud del alma, los sentimientos más nobles. Sólo se revelan en los momentos más obscuros.
Mi vida transcurrió repleta de mala suerte y también de malas decisiones.
Y aunque en ocasiones jugué con las cartas marcadas, invertí toda mi existencia sin distinguir la causa llegué a la nada a pesar del esfuerzo.
Nací huérfano de padres vivos por un error en la cuenta. Crecí como un estorbo, padeciendo esa pena. Me boy de esta vida sin conocer ese amor.
Gloria suicida mirarme al espejo en busca de un culpable o alguien que pague por los eventos que tanto me hacen sufrir.
Busco el elixir que calme la tormenta en mi mente, el dolor en mi pecho, esa piel que acaricie mis manos o una palabra de aliento aunque venta de un extraño.
Es muy grande el proyecto porque no conocí ese amor.
Eventos que preciso olvidar, a la altura de las necesidades de la ocasión, para convertir una historia triste en la alegría de una noche en Carnaval.
Opulentamente pobre evitando repetir la historia danzo a los acordes del silencio en brazos de mi amada soledad, alucinado por el deja vou que un día la ciudad tendría una avenida con mi nombre.
Destruyendo las miserias generadas por el pasado, sembré 3 semillas y coseché mil frutos, celebrando mis victorias sin la luz de la publicidad.
Mientras el destino me enseña a entregar lo que nunca recibí, justificando mi existencia al fin conocí ese amor.