"Duermo en cualquier lugar donde me agarre el sueño; cuando el cuerpo está cansado cualquier lugar es bueno", dijo Salvador González, el joven desamparado sentado en las gradas del Hospital Santo Tomás, por donde merodea con frecuencia en busca de refugio y alimentos.
Por muchos años trabajó como agente de seguridad en importantes instituciones privadas, pero un mal día tropezó y rodó hasta caer en este hoyo negro donde se encuentra, y ha sido muy difícil volver a levantarse.
Refirió que una de las causas de su actual situación de abandono material empezó cuando se inició en el consumo de piedra, hace ocho años, cuando nada hacia presagiar que terminaría en esta condición de total desamparo.
"LA PASAMOS MUY DURO"
El lugar donde frecuentemente pernocta González son los alrededores del Santo Tomás y el vecindario circundante a esta zona, donde se dedica a recoger latas en los tinacos o a pedir alimentos a las fondas instaladas por el área.
Muchas personas le brindan ayuda; algunos les dan un plato de comida o algún cobijo para poder dormir en algún rincón del hospital o en los jardines de alguna vieja casona de las muchas que hay en los alrededores.
En la zona del "Elefante Blanco" se pueden ver a unas 10 personas desamparadas como González merodeando en busca de alguna ayuda.
SU FAMILIA ES MUY POBRE
La familia de González vive en La Cabima, en Alcalde Díaz, donde residen sus padres. Aunque ellos han sufrido mucho con esta tragedia, nada pueden hacer para ayudar a su hijo por falta de recursos.
"Me da mucha tristeza por mis padres, pero ellos no me pueden ayudar porque son muy pobres y un tratamiento de rehabilitación es demasiado costoso. Quisiera salir de este círculo, pero solo no puedo, necesito la ayuda de alguna institución humanitaria", exclamó.
Sin dejar de temblar, este joven hombre imploró ayuda a las organizaciones que se dedican a trabajar con personas que tienen problemas de adicción, necesita una mano profesional para superar esta situación de abandono en la que vive desde hace 8 años.