El plus de competitividad que proporciona el auxilio de Rafael Nadal volvió a rentabilizar el esfuerzo de España en la Copa Davis, amarrado a la élite mundial una temporada más gracias a la contribución del balear, que solventó cada uno de sus compromisos para despachar a Italia en Santander.
Da igual que el jugador de Manacor lleve meses sin pisar el suelo de arcilla. O que esté al margen de la competición durante semanas después de salir con un aspecto agridulce de un evento como el Abierto de Estados Unidos. Nadal siempre está a punto.
Especialmente para liderar el cuarteto de la Davis. En el que irrumpió hace ya dos temporadas en Brno (República Checa) para impulsar a España hacia la conquista de su segunda Ensaladera.
No ha alterado el talante del mallorquín el cambio de intereses en el que se ha visto el conjunto hispano en los cursos recientes. De alcanzar el título se verá obligado a pujar por la permanencia.
Rafael Nadal salió exhausto de Torre del Greco, donde corrió en socorro del equipo entonces dirigido por Jordi Arrese y Juan Avendaño, que exprimieron la opción del balear para prolongar la estancia entre los grandes del tenis con un triunfo histórico. Por vez primera España salió victoriosa de su visita a Italia.
Un año después, el mismo objetivo y los mismos protagonistas en un escenario distinto. Santander ensalzó el aspecto batallador de Nadal. Cumplidor al máximo cuando las exigencias le obligan. Al margen del resto, inundados por la ansiedad ante empresas de enjundia.