EDITORIAL
Aún tenemos Patria
De nada han valido los acuerdos
del llamado Pacto Etico Electoral, si hay indicios que se quiere desencadenar
la violencia en la proximidad de la contienda electoral.
Proporciones guardadas, nos estamos aproximando a los motivos que provocaron
el golpe de Estado de 1968 que derrumbó la constitucionalidad por
21 años e instauró una dictadura militar.
Parece que los panameños no tenemos memoria y hemos olvidado cuando
en este país se vivía con miedo y la disidencia se castigaba
con exilio, carcelazos y hasta homicidio. Cuando cayó la tiranía
castrense nos hicimos un juramento de Nunca Jamás, pero no hemos
rectificado nuestra conducta y acciones para que los aciagos sucesos de
1968 a 1989 no se vuelvan a repetir.
Los panameños debemos ser cautelosos frente a los retos del milenio,
ya que cualquier cosa puede pasar en la alborada del siglo 21. Y esa expectativa
es que se pueda postergar la entrega del Canal si ocurren disturbios orquestados
por malos políticos que quieran desestabilizar.
Cualquier signo de debilidad política puede ser interpretado como
falta de capacidad para autogobernarnos, por lo que las decisiones unilaterales
no se harán esperar. No hay que olvidar que los norteamericanos cuando
quieren intervenir en otro país arguyen que es para proteger la vida
de sus connacionales, por lo que no hay que brindarles ningún pretexto
para propiciar las intervenciones armadas y diplomáticas.
Los panameños debemos observar los acontecimientos políticos
con mesura. Ser más tolerantes y comedidos. Si dejamos que se desborden
las pasiones contenidas, estamos poniendo en peligro la soberanía
de la Patria.
La posición geográfica de Panamá y el Canal todavía
es muy apetecida. Debemos ser conscientes de ello y concientizarnos de que
tenemos que luchar por los mejores intereses de la nación panameña.
Debemos dejar de un lado la soberbia y evitar las luchas intestinas porque
nos están alentando a ello. Hay una conspiración encubierta
para dividir al pueblo panameño, por lo que debemos actuar con madurez.
Creemos que el panameño no le va a hacer el juego a los que maniobran
en las sombras y actúan con un criterio antipatriótico. Por
eso, debemos ser cuidadosos con la penetración de esquemas foráneos
que tratan de destruir nuestra identidad nacional. La política es
lo más vulnerable para estos propósitos. Panamá es
primero y ello debe ser una consigna y una meta. Aún tenemos Patria
y hay que conservarla a toda costa.


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