Viernes 25 de sept. de 1998

 








 

 

FAMILIA
Narcóticos sintéticos de baja potencia

James A. Inciardi

La atracción del Polvo de Dover eran las propiedades eufóricas y anestésicas del opio. Durante miles de años, el opio ha sido un narcótico popular. Derivado de la amapola oriental (Papaver somniferum L.) -conocida para la mayoría de los norteamericanos como la flor que interrumpió a Dorothy y Toto en su viaje a lo largo del camino de ladrillos amarillos hacia la maravilosa tierra de Oz- se lo llamaba la "planta de la alegría" unos 4.000 años atrás en el Creciente Fértil de la Mesopotamia. En la Odisea de Homero, la poción que Helena de Troya preparaba para "calmar todo dolor y ansiedad, y traer el olvido de toda enfermedad", se cree que contenía opio. Inclusive se especula que el "vinagre mezclado con hiel" mencionado en Mateo 27:34, como ofrenda a Cristo en la cruz, contenía opio.

La introducción del Polvo de Dover aparentemente inició una tendencia. Hacia la última parte del siglo XVIII, medicinas patentadas que contenían opio se obtenían fácilmente en todo los Estados Unidos urbano y rural. Se las vendía en farmacias, almacenes y almacenes de ramos generales, en los espectáculos médicos ambulantes y por correo. Se las comercializaba con etiquetas como Pectoral de Cereza de Ayer, Jarabe Calmante de la Sra. Winslow, Elixir de McMunn, Cordial de Godfrey, Emulsión de Scott y Polvo de Dover. Muchos de estos remedios se publicitaban seductoramente como "calmantes", "mezclas para la tos", "jarabes calmantes", "curas para la consunción" y "amigos de las mujeres". Otros se promovían para el tratamiento de afecciones tan variadas como diarrea, disentería, resfríos, fiebre, dentición, cólera, reumatismo, desórdenes de la pelvis, pie de atleta e inclusive calvicie y cáncer. Las drogas se producían con opio importado tanto como con amapolas blancas de opio que se cultivaban legalmente en los estados de Nuestra Inglaterra, Florida y Louisiana, el Oeste y el Sudoeste y los Estados Confederados de América durante la Guerra Civil.

La profesión médica también fomentaba el uso del opio. El doctor William Buchan en su libro Medicina doméstica, publicado por primera vez en Filadelfia en 1784 como manual práctico sobre medicinas simples para uso casero, sugería para el tratamiento de la tos:

El tratado de Buchan sobre remedios caseros, que se reimprimió en varias ediciones, también recomendaba la tintura de opio para el tratamiento de numerosas dolencias comunes:

Tómense dos onzas de opio crudo; agua aromática espirituosa y vino de la montaña, de éstos diez onzas. Disu

lvase el opio, cortado en láminas, en el vino, póngaselo a fuego suave, revolviéndolo a menudo; luego agréguese el licor y cuélese la tintura.

Sin embargo, la mera aparición del Polvo de Dover y otras medicinas patentadas en Estados Unidos sólo estaba mínimamente vinculada con la evolución del consumo de drogas, otras fuerzas sociales más potentes fueron de significación considerablemente mayor. Junto con la mezcla opiácea de Dover, remedios similares se enviaron inicialmente hacia las colonias desde Londres, tal como se hacía con la mayoría de las medicinas del período. Se las obtenía de los médicos o las vendían libremente los boticarios, almaceneros, jefes de correos e impresores, pero sólo en pequeñas cantidades. Cuando el comercio con Inglaterra se interrumpió durante la Guerra Revolucionaria, en Estados Unidos surgió una industria de medicinas patentadas, alentada también por el estado de la medicina regular del siglo XVIII y principios del XIX. La tendencia prevaleciente de la terapia médica norteamericana había subrayado la sangría y las purgas extremas. Era la era "heroica" de la medicina, pero las sospechas ante las terapias heroicas llevaron a muchos a buscar remedios caseros o "curas" disponibles a través de su almacén local de ramos generales. Estas sospechas se vieron intensificadas aún más con el surgimiento de la democracia jacksoniana y su antagonismo respecto de los intelectuales.

 

 

 

 


 

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