FAMILIA
Narcóticos sintéticos de baja potencia
James A. Inciardi
La atracción del Polvo
de Dover eran las propiedades eufóricas y anestésicas del
opio. Durante miles de años, el opio ha sido un narcótico
popular. Derivado de la amapola oriental (Papaver somniferum L.) -conocida
para la mayoría de los norteamericanos como la flor que interrumpió
a Dorothy y Toto en su viaje a lo largo del camino de ladrillos amarillos
hacia la maravilosa tierra de Oz- se lo llamaba la "planta de la alegría"
unos 4.000 años atrás en el Creciente Fértil de la
Mesopotamia. En la Odisea de Homero, la poción que Helena de Troya
preparaba para "calmar todo dolor y ansiedad, y traer el olvido de
toda enfermedad", se cree que contenía opio. Inclusive se especula
que el "vinagre mezclado con hiel" mencionado en Mateo 27:34,
como ofrenda a Cristo en la cruz, contenía opio.
La introducción del Polvo de Dover aparentemente inició
una tendencia. Hacia la última parte del siglo XVIII, medicinas patentadas
que contenían opio se obtenían fácilmente en todo los
Estados Unidos urbano y rural. Se las vendía en farmacias, almacenes
y almacenes de ramos generales, en los espectáculos médicos
ambulantes y por correo. Se las comercializaba con etiquetas como Pectoral
de Cereza de Ayer, Jarabe Calmante de la Sra. Winslow, Elixir de McMunn,
Cordial de Godfrey, Emulsión de Scott y Polvo de Dover. Muchos de
estos remedios se publicitaban seductoramente como "calmantes",
"mezclas para la tos", "jarabes calmantes", "curas
para la consunción" y "amigos de las mujeres". Otros
se promovían para el tratamiento de afecciones tan variadas como
diarrea, disentería, resfríos, fiebre, dentición, cólera,
reumatismo, desórdenes de la pelvis, pie de atleta e inclusive calvicie
y cáncer. Las drogas se producían con opio importado tanto
como con amapolas blancas de opio que se cultivaban legalmente en los estados
de Nuestra Inglaterra, Florida y Louisiana, el Oeste y el Sudoeste y los
Estados Confederados de América durante la Guerra Civil.
La profesión médica también fomentaba el uso del
opio. El doctor William Buchan en su libro Medicina doméstica, publicado
por primera vez en Filadelfia en 1784 como manual práctico sobre
medicinas simples para uso casero, sugería para el tratamiento de
la tos:
El tratado de Buchan sobre remedios caseros, que se reimprimió
en varias ediciones, también recomendaba la tintura de opio para
el tratamiento de numerosas dolencias comunes:
Tómense dos onzas de opio crudo; agua aromática espirituosa
y vino de la montaña, de éstos diez onzas. Disu
lvase el opio, cortado en láminas, en el vino, póngaselo
a fuego suave, revolviéndolo a menudo; luego agréguese el
licor y cuélese la tintura.
Sin embargo, la mera aparición del Polvo de Dover y otras medicinas
patentadas en Estados Unidos sólo estaba mínimamente vinculada
con la evolución del consumo de drogas, otras fuerzas sociales más
potentes fueron de significación considerablemente mayor. Junto con
la mezcla opiácea de Dover, remedios similares se enviaron inicialmente
hacia las colonias desde Londres, tal como se hacía con la mayoría
de las medicinas del período. Se las obtenía de los médicos
o las vendían libremente los boticarios, almaceneros, jefes de correos
e impresores, pero sólo en pequeñas cantidades. Cuando el
comercio con Inglaterra se interrumpió durante la Guerra Revolucionaria,
en Estados Unidos surgió una industria de medicinas patentadas, alentada
también por el estado de la medicina regular del siglo XVIII y principios
del XIX. La tendencia prevaleciente de la terapia médica norteamericana
había subrayado la sangría y las purgas extremas. Era la era
"heroica" de la medicina, pero las sospechas ante las terapias
heroicas llevaron a muchos a buscar remedios caseros o "curas"
disponibles a través de su almacén local de ramos generales.
Estas sospechas se vieron intensificadas aún más con el surgimiento
de la democracia jacksoniana y su antagonismo respecto de los intelectuales.


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