Yeison Camarena señaló que la idea de aprender a cultivar la tierra es una de las formas de poder acabar con la crisis alimentaria en el país; por ende, el hambre que sacude a muchas familias que aún teniendo un pedazo de tierra, no saben cómo usarla ni qué pueden sembrar para alimentarse.
Otro de los huertos escolares que genera buena producción, pero esta vez de ñame, es la escuela de Borracheron en el distrito de Soná. Con esmero, los educadores consiguieron las semillas y tendrán una cosecha a fin de año para abastecerse durante los meses del inicio del periodo escolar 2009.
Se conoció en el caso de la Escuela Anexa Dominios El Canadá, de la ciudad de Santiago, que el año pasado se vendió más de cuatro mil mazorcas de maíz nuevo (producidas por los niños de este plantel) en el mercado local a precios razonables, lo que indica que sí es necesario reactivar los huertos escolares en todo el país.
Muchas escuelas, a pesar de contar con cantidades de tierra suficientes, no las aprovechan y las tienen convertidas en grandes herbazales, contrario algunas que -como la Anexa de Santiago- se esmeran por sembrar y producir sus propios alimentos, a la vez que muchos niños se motivan y aprovechan sus tiempos libres y en sus casas siembran, aplicando algunos conocimientos aprendidos en la escuela.
El empeño por producir comida para los niños estudiantes de la Escuela Anexa Dominios El Canadá debe servir de ejemplo para otros centros educativos que, teniendo los recursos, no los utilizan para la producción de alimentos y de esa forma convertirse en autosostenibles.