Finalmente ocurrió lo que tenía que ocurrir, las personas con riesgo crediticio no pagaron las hipotecas. Ya los corredores de bienes raíces habían cobrado sus ganancias, los inversionistas habían cobrado sus ganancias, los especuladores se habían llevado su botín y los bancos comenzaron apenas a percatarse del problema de que un importante porcentaje de sus activos eran papeles casi sin valor.
Es así como Citigroup anuncia primero una pérdida de $10 billones, luego las acciones de Bear & Stearns son compradas por JP Morgan a una fracción de valor, últimamente Lehman Brothers se declara en quiebra mientras Merrill Lynch es comprada por el Bank of America y la FED convence a JP Morgan y Goldman & Sacks que compren AIG la compañía de seguros más grande de EE. UU., que también se vio afectada por la crisis.
Freddie Mac y Fannie Mae, empresas semi-privadas, pero creadas por el Gobierno para incentivar al sector inmobiliario arrojaron pérdidas por mas de $200 billones y provocan que se cree un Fondo de Rescate también por una cantidad multimillonaria.
Esta crisis financiera se debió básicamente a la distorsión de un principio, el de la desregulación. Hay quienes están convencidos de que se debe dejar al mercado hacer "lo que le de la gana" a esto se le llama desregulación, pero la lección que aprendemos es que cuando no hay algún nivel de regulación por parte del Estado se da lugar a los excesos de los especuladores.
Lección para Panamá
No existe tal cosa como que una mano invisible hace que el mercado se autorregule. Los mercados tienen distorsiones y muchas veces son provocadas y por grupos económicos de interés. En Panamá existe falta de regulación en varios mercados, entre ellos: el mercado de hidrocarburos, el mercado de alimentos y el mercado eléctrico. Esta falta de regulación hace que los panameños seamos víctimas de distorsiones sin que ninguna autoridad pueda o quiera evitarlo.
* El actual "boom" inmobiliario en Panamá y las restricciones que oportunamente ha puesto la Superintendencia de Bancos está provocando que entren capitales provenientes de excedentes de liquidez para "financiar" fuera de la banca los exorbitantes precios de algunas viviendas especialmente en áreas exclusivas de la ciudad. Esto está ocurriendo en una cadena de compras y reventas en busca de plusvalías que llegarán en algún momento a su límite y entonces posiblemente no haya compradores reales sino meros papeles sobrevaluados.
Así como bien a hecho la Superintendencia Bancaria, también la Asociación de Corredores de Bienes Raíces, la CAPAC, las compañías aseguradoras deben tener la capacidad de autorregularse y evitar ser víctimas de la especulación financiera.