OPINION

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Guerra y economía

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Leandro Avila
Sindicalista del sector público

El 11 de septiembre del 2001, será recordado para toda la vida, por el pueblo norteamericano y el mundo en general, como uno de los días más sombríos que pueda haber vivido la humanidad. Hablar de las motivaciones que puedan haber tenido los gestores de tal crueldad, resulta difíciles de interpretarlas, toda vez que los grupos de los cuales se sospecha, ninguno ha querido asumir su autoría; lo cierto es que alguien lo planificó y 19 personas de acuerdo a las investigaciones, lo ejecutaron, con lo cual le han quitado la vida a miles de personas y han dejado a otros tantos sin el calor de un padre, una madre o de un hijo.

Pero como todo en la vida es así, el mundo continúa, sigue su marcha y al pasar de las horas y días se sufre por los caídos y a la vez entra en el escenario cual pieza de ajedrez, lo que será la venganza.

Lo ha dicho alto y claro el presidente norteamericano, George Bush, él o los culpables pagarán lo hecho y para ello sistemáticamente, ha venido preparando al pueblo americano, para lo que él mismo ha señalado como una larga y costosa guerra. El problema de este planteamiento es que para que exista una guerra, se requieren por lo menos dos naciones y en este caso en particular sólo hay una Nación que por las heridas sufridas en este acto cruel es indudable su sed de venganza. Ya se señala por lo menos a Afganistán como un país colaborador del terrorismo y de cobijar a Osama Bin Laden, por lo tanto toda la furia bélica caerá sobre este empobrecido país; empobrecido económicamente por la destrucción de sus estructuras en la guerra que sostuvo con Rusia y además empobrecido culturalmente por la intolerancia de los Talibanes.

Es indudable que un triunfo bélico de los Estados Unidos Norteamericanos sobre Afganistán, sería pírrico, ya que no hay satisfacción cuando de manera desigual se consiguen victorias que al fin y al cabo lo único que traerán será más luto y dolor a ambas naciones. Siendo lo anterior así, vale entonces preguntarnos: ¿Qué hay detrás del estricto interés de ir a una guerra inclusive con anuncios por adelantado, que la misma será prolongada y costosa?.

Para responder a esa pregunta se hace necesario recordar que la I guerra mundial 1914 y la II guerra mundial 1941, ambas fueron precedidas por una enorme crisis económica. Luego, entonces, veamos brevemente la situación financiera por la cual atraviesa el mundo entero y cuando hablamos del mundo entero incluyamos a los propios estadounidenses que tienen meses de estar haciendo grandes esfuerzos por recuperarse de un decrecimiento en su economía y para ello han recurrido en alrededor de ocho ocasiones a la reducción de la tasa de interés de la reserva federal, adicionémosle a ello las declaraciones del vicepresidente norteamericano Dick Cheney, en donde una semana después de los trágicos sucesos de New York y en Washington, llamó al pueblo americano a gastar dinero en la adquisición de bienes y servicios.

 

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