Se trata de Euribíades Herrera Contreras, quien falleció en La Habana, Cuba, el pasado viernes 14 de septiembre del presente año. Eury, para familiares y amigos, al igual que el autor de estas líneas, nació en El Real de Santamaría, donde transcurrió su infancia y parte de su adolescencia.
El Real es una comunidad que existe, como tal, hace trescientos cincuenta y un año. Ubicada en la encrucijada de los ríos Pirre, Tuira y Uruseca. A mediados del siglo pasado, aparte de aprovecharse entonces de sus ventajas como puerto fluvial, El Real vivía una intensa actividad de desarrollo comunal que significó, entre otras cosas, el saneamiento ambiental así como construir el hospital y la escuela. En otras ocasiones lo he escrito y lo hago ahora; en todas estas actividades las mujeres realeñas tuvieron un papel importante. Entre ellas sobresalió Obdulia Contreras, madre de Euribíades.
Obdulia Contreras, popularmente conocida como Yuya, actualmente viva, fue una maestra que consagró todos los años del ejercicio de su profesión a El Real, su pueblo natal. Terminó su fructífera carrera como directora de la entonces denominada Escuela Mixta de El Real, hoy Emilia Valdelamar.
Dentro de las principales actividades que compartimos con Eury, está la que desempeñarnos como monaguillo, primero del bondadoso Padre Román y posteriormente del Padre Villar. Aunque confieso que bien pronto Eury se fue desembarazando de estas tareas.
La otra actividad que compartimos con Euribíades fue la de buscar agua limpia Pirre arriba, ya que no existía acueducto. Esto significaba que Euribíades, Alfonso Villar y yo, debíamos esperar el repunte de marea en Uruseca para con nuestra piragua cargada de latas, que debían volver llenas de agua limpia, navegar en el Pirre ya que Uruseca desembocaba en el Pirre, en el sector oeste del poblado. |