Estados Unidos prosiguió su campaña para construir una coalición internacional antiterrorista y mantuvo reuniones con los ministros de Relaciones Exteriores alemán, ruso y saudita, así como con la presidenta de Indonesia, mientras que el presidente francés, Jacques Chirac, se sumó a la causa norteamericana.
El presidente George W. Bush dijo que la guerra contra el terrorismo será "una campaña mundial" y exhortó al régimen de Kabul a extraditar a los dirigentes de la organización terrorista Al Qawda (la base), que dirige el principal sospechoso de los ataques, el millonario saudita Osama bin Laden, refugiado en Afganistán.
Al recibir a la presidenta de Indonesia, Megawati Sukarnoputri, Bush afirmó que así como los "terroristas no conocen fronteras", la "campaña contra el terrorismo será mundial". La presencia de Sukarnoputri también sirve a Washington para no aparecer ante el mundo como enfrentado al Islam, religión que profesa el 90% de la población de ese país de 210 millones de habitantes.
Bush, que quiere mostrar al mundo musulmán que su lucha no apunta al islam sino a quienes profesan la violencia, saludó la "audaz" posición de Pakistán en la lucha antiterrorista, antes de reunirse con el canciller alemán, Joshka Fischer, y ruso, Igor Ivanov. El secretario de Estado, Colin Powell, mantuvo un encuentro con Ivanov y otro con su homólogo saudita, Saud al-Faisal. Alemania, pilar de la OTAN; Rusia, vecina de Afganistán; Arabia Saudita e Indonesia son considerados por Washington como socios claves en la lucha antiterrorista. |