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"Tenemos el poder de fuego para hacerlo, pero no estoy seguro de que tengamos la inteligencia para ello", dijo McPeak.  |
Durante su campaña por la Casa Blanca, George W. Bush había advertido que el nuevo presidente heredaría "unas fuerzas armadas en declive". Con esas fuerzas, Bush debe librar su nueva guerra contra el terrorismo.
¿Están las fuerzas armadas norteamericanas a la altura de la tarea? Muchos consideran que trabajan mucho, ganan poco, carecen de repuestos y municiones, pierden pilotos experimentados y no invierten en aviones, buques ni cañones. Pero aún se las considera las mejores del mundo.
"Que nadie se equivoque, las fuerzas armadas están preparadas", dijo con aire torvo el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Henry H. Shelton, a la nación poco después de los atentados, mientras aún ardía el Pentágono.
Desde el final de la Guerra Fría se han reducido la magnitud y el presupuesto de las fuerzas armadas. Luego de los ataques terroristas, la polémica perpetua en Washington sobre el presupuesto militar cesó bruscamente y el Congreso votó a favor de otorgar miles de millones de dólares adicionales a Bush para que lance a los militares en pos de los autores y sus cómplices.
Pero la lucha antiterrorista, advierten los expertos, exige aumentar los 29.000 efectivos de las fuerzas especiales, tomar y contratar espías para reunir información en el terreno y mejorar los dispositivos de vigilancia encubierta.
El problema no es sólo de diner.o Depende de qué clase de tarea se impone a los miltares. "En el nivel táctico, la respuesta es llana. Tenemos todas...las armas y buques y balas y bombas que hacen falta, sobre todo para blancos fijos", dijo el general de aviación Merrill McPeak, quien condujo la fuerza aérea en la Guerra del Golfo Pérsico.
Podría ser fácil "arrasar Kabul", la capital afgana, con ataques tácticos y misiles crucero. Más difícil sería introducir fuerzas para rastrear un blanco tan esquivo como Osama bin Laden, el presunto responsable de los atentados. "Tenemos el poder de fuego para hacerlo, pero no estoy seguro de que tengamos la inteligencia (información) para ello", dijo McPeak.
En la posguerra fría las fuerzas armadas se redujeron de 2 millones a 1,4 millones de efectivos. El Pentágono debe recurrir a sus 1,3 millones de reservistas para una campaña en la que se ha otorgado a Bush 40.000 millones de dólares para la reconstrucción de los daños y para lanzar a las fuerzas armadas contra los autores, sus patrocinadores y cómplices. La mitad es para remediar los daños en Nueva York, Washington y Pensilvania. La pregunta ahora es: ¿Alcanzará el resto para la tarea militar? |