En estos tiempos en que nos alimentamos con comida altamente procesada con preservantes químicos, y que respiramos aire contaminado con el humo que despiden los automóviles, hay que tomar conciencia de que hoy en día probablemente nos estamos exponiendo a más sustancias cancerígenas que nunca antes en la historia.
Esto podría explicar el hecho de que en el último cuarto de siglo la mortalidad por cáncer en Panamá se ha elevado significativamente.
En 1980, 51.8 personas de 100 mil en Panamá fallecían de algún tipo de cáncer. Pero en 2007, son 73.8 personas de cada 100 mil las que pierden la vida por este mal.
Según cálculos del Instituto Oncológico Nacional (ION) hay un incremento de un cinco por ciento por año de los casos de cáncer que se diagnostican en el país.
Con estos hechos y estadísticas en mente, sería tamaña necedad no hacerse los exámenes periódicos para detectarnos la presencia de tumores malignos en nuestro cuerpo.
Los cánceres más comunes en hombres y mujeres (de próstata y mamas, respectivamente), y otros como el de pulmón, se vuelven más fatales en la medida en que no se detecten a tiempo.
En 2007, los oncólogos del ION diagnosticaron a 250 pacientes con cáncer de pulmón, de los cuales el 90% falleció porque ingresaron con la enfermedad ya avanzada.
A veces reprochamos el trabajo de los médicos porque nos nos curan de nuestras dolencias. Pero la medicina más importante es la preventiva. Y eso depende de nosotros en un 100%.
Tal vez sea imposible evitar todos los elementos cancerígenos de nuestro ambiente, pero por lo menos sí podemos chequearnos periódicamente para así saber si se está formando un tumor en nuestro cuerpo.
Hagámoslo por nuestra familia, para estar junto a ellos el mayor tiempo posible.