Los vehículos que prestan el servicio público de transporte remunerado de personas en la ciudad, emiten contaminantes como el plomo en niveles superiores a los límites permitidos, según informe del Instituto Especializado de Análisis (IEA) de la Universidad de Panamá.
El transporte constituye uno de los agentes de propagación de contaminación atmosférica más fuerte y evidente, y se produce por el mal estado de los vehículos, la falta de mantenimiento preventivo y correctivo; y el uso de combustibles de calidad no óptima.
Y eso no es todo. El transporte produce cansancio y estrés y, consecuentemente muchos otros males que se derivan de los anteriores. Estas situaciones deben ser evitadas, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Y es que la falta de sueño es una de las principales causas de accidentes.
Los transportistas y taxistas pasan mucho tiempo en la calle y cuentan con poco tiempo para descansar.
Incluso, afecta a los empleados de una empresa pública o privada, porque genera pérdidas por la falta de concentración, repercutiendo en la eficiencia laboral.