Una mujer de 36 años mantuvo un tumor de 55 libras en su estómago durante dos años, antes de que un equipo de especialistas operaran a la paciente en la Caja de Seguro Social.
En un principio se pensó que el tumor tenía su origen en los ovarios y su tamaño era de 40 centímetros; sin embargo, durante la operación se detectó que el mismo se encontraba lateralmente al cuello de la matriz y era de mayor tamaño, según indicó Miguel Ángel Cáceres, ginecólogo-oncólogo, quien estuvo a cargo de la operación.
Ante esta situación, la operación se tornó complicada y su duración se extendió por cuatro horas.
El procedimiento incluyó resección y reparación de la pared abdominal, histerectomía y desperitonización, que es un procedimiento en el que se retira todo el peritoneo que rodea el tumor que abarcaba todo el abdomen. También se requirió de la colocación de tutores, que realiza el servicio de urología a través de la vejiga bajo anestesia, y de una guía por vía vaginal para su localización transoperatoria.
Para esta intervención se utilizaron dispositivos de sellado automático, lo que permitiría abordar mejor la cirugía por el gran volumen de la masa; las pérdidas sanguíneas son importantes en los tumores de gran tamaño, ya que por cada kilo de peso del tumor, un tercio de eso es sangre; por lo tanto, entre más grande es el tumor, hay más pérdida sanguínea y es más difícil manejar a la paciente.
Cáceres señaló que desde el punto de vista quirúrgico se utilizaron guías a través de los uréteres y vagina para poder localizar las estructuras. Durante la operación, de igual forma se requirió apoyo de patología para poder evaluar el tumor, ya que se desconocía el origen del mismo y si era de tipo oncológico o no.
En la cirugía participaron médicos de urología, medicina interna, neumología, ginecología, anestesiología, entre otros, del Complejo Hospitalario.