La llegada del virus de la influenza humana A H1N1 en la comarca Ngöbe Buglé debe alertar al Ministerio de Salud, porque se trata de una zona de pobreza extrema, donde los habitantes viven en pésimas condiciones y que tradicionalmente ha sido un foco de enfermedades respiratorias.
Desde que se detectó el virus en mayo pasado, en Panamá se reportan cerca de 700 casos y siete decesos. La mayoría de los pacientes han sido del área metropolitana con acceso a hospitales, centros de salud y medicamentos.
El asunto parece complicarse en la zona indígena donde no hay adecuadas instalaciones médicas ni suficiente personal para atender un contagio masivo del virus.
Ya hay dos casos en en dos distritos de la comarca Ngöbe Buglé, por lo que el Ministerio de Salud debe establecer un plan de emergencia para evitar que la enfermedad cause estragos en niños y adultos que viven en condiciones precarias.
No hay que olvidar que en Panamá el A H1N1 está afectando sobre todo a la población infantil y a los adolescentes.
Se requiere un urgente desplazamiento de personal de Salud al área para tratar a los enfermos y educar a la población en la necesidad de mantener las medidas de higiene y dotar a ésta de los implementos necesarios para prevenir el contagio.
Hay que reiterarle a los indígenas los mensajes de medidas higiénicas como el lavado frecuente de las manos con agua y jabón, taparse la boca y la nariz al toser ó estornudar y evitar saludarse con apretones de manos y besos.
El llamado virus porcino llegó para quedarse y frente a ello no puede haber descuido, sobre todo en las zonas más vulnerables, donde es más grande el peligro de que la enfermedad cobre la vida a humildes compatriotas.