En la naturaleza todo está relacionado. Por eso si usted tumba árboles del bosque, afectará el oxígeno, el agua, en fin el buen ambiente para vivir. El ser humano es el máximo depredador de la naturaleza. No le echemos la culpa a situaciones físicas y menos vivir en determinados sitios.
Hay personas que sienten más que otras los beneficios de la naturaleza. Quieren estar rodeados de árboles, animales, flores, ríos, playas, etc.
Tales sujetos se les conoce como "ecologistas". Son personas que tratan de evitar que destruyan la naturaleza y causen daño a la vida sana.
Por lo general, las acciones de ellos chocan con constructores de poca imaginación, que sólo piensan en el dinero de sus edificios.
La "jungla de cemento", como se llama a las ciudades, no siempre son lugares apropiados para la vida. La ciudad capital es un ejemplo de esta triste realidad.
A cada rato se tumban árboles, se encajonan calles y parques, en nombre de un "progreso" mal entendido.
Por eso es que cada día es más difícil y estresante vivir en la principal ciudad panameña.
Menos mal que todavía este país cuenta con bosques y sistemas de aguas que contribuyen a que se pueda vivir mejor. Eso lo saben muy bien algunos turistas extranjeros.
Dejan sus comodidades y modernismos, para hacer una vida sencilla, sana, donde se pueda respirar sin llenarnos los pulmones de humo (smog) y disfrutar de un hermoso paisaje.
Recuerdo la lucha por evitar la destrucción del sendero "Los Quetzales" en Cerro Punta. Muchos panameños de todos los niveles prefirieron salvar el sitio ante una carretera que lo afectaría.
Actualmente se lucha en ciertos sitios contra hidroeléctricas que pueden afectar pueblo y ríos.
Pensé en estos idealistas ecologistas al enterarme que se celebrarán veintiún años del Parque Internacional la Amistad, en Cerro Punta, tierras altas de Chiriquí.
Un comité está organizando una feria los días cuatro y seis de septiembre, para "generar conciencia sobre el valor natural, cultural y económico de las áreas protegidas".
Aclaro que no me opongo al progreso del país, pero no respaldo la destrucción de la naturaleza que costó miles de años formarse. Tampoco que las construcciones afecten la manera de vivir sana y hermosa de los panameños del futuro.
¡Pensemos en el futuro y ayudemos a proteger el planeta!
