Jefes de Estado y de gobierno de veinte países reunidos en Gdansk, puerto del Báltico, rindieron homenaje a Solidaridad, el primer sindicato libre del bloque del Este cuyo papel en el derrocamiento del comunismo es considerado crucial.
Dicho derrocamiento se produjo "sin un solo disparo de fusil, sin derramar una gota de sangre", recalcó Lech Walesa, jefe histórico de la organización en el último día de una Conferencia llamada: "de Solidaridad a la libertad".
Para el presidente de la Comisión europea José Manuel Barroso, no cabe dudas: "sin Solidaridad, no habría hoy una Europa ampliada", y debe agradecérsele mucho a ese movimiento.
"Vuestros esfuerzos movilizaron pueblos que vivían bajo el yugo soviético", añadió.
Walesa recordó que en esa época había 200.000 soldados soviéticos acantonados en Polonia y que el país estaba rodeado por otro millón. "¿Quién habría podido imaginar hacer una revolución en esas condiciones?", se preguntó.
Una gran misa campal fue celebrada ante la entrada de los astilleros de Gdansk y en el monumento a las víctimas de la rebelión obrera de 1970.