La juventud, en Panamá, ha empezado a adquirir un rol protagónico en muchos espacios, y básicamente en el campo social.
Quien crea que los jóvenes no están preocupados por la pérdida de los valores se equivoca, porque muchos grupos se han organizado para llevar un mensaje de paz, pero hace falta el respaldo.
Hay que entender que todos los jóvenes no se caracterizan por ser pocos solidarios, materialistas, egoístas, o en últimas instancia antisociales, pero a pesar de todo éstos merecen una oportunidad.
Lo cierto es que la juventud cree en la libertad y la igualdad. Asumen la solidaridad como un medio para conseguir una sociedad más justa, mejor. La experiencia demuestra que cuando un joven conoce a una persona que padece algún tipo de injusticia social, intenta ayudarla en la medida que le sea posible. Su problema empieza a ser parte de nosotros mismos.
Como se viven los días, la juventud debe ser prioridad para que pueda cumplirse la frase: "Las nuevas generaciones son el futuro del mañana", y poco a poco desaparezca la violencia que los rodea.