En las riberas del Canal de Panamá, se desarrollan maniobras multinacionales para prevenir acciones terroristas contra la vía acuática.
Se observa a unidades de la Fuerza Pública haciendo demostración con sus armas de guerra.
En el otro Panamá, cada día se cometen crímenes y no se observa una acción preventiva del delito, que es una de las responsabilidades de esa misma Fuerza Pública desplegada para la protección canalera.
Todos recordamos que para los días de protestas contra el proyecto de reformas a la ley de la Caja de Seguro Social, la Policía se tomó las calles de la capital y el interior. Había vigilancia para evitar desórdenes y reprimir a los manifestantes que bloqueaban las vías.
¿Porqué no se hace lo mismo para reducir la delincuencia y los índices de violencia?
La presencia de la Policía en las calles, sobre todo en las horas nocturnas, es un elemento clave para prevenir la comisión de actos contra la vida y el patrimonio de los panameños.
Recorra usted cualquiera avenida o barrio de la capital y observara que la vigilancia es nula. Los policías permanecen en sus cuarteles y no hay rondas para detectar a los delincuentes.
La Policía sabe bien dónde operan las principales bandas y quiénes son sus integrantes, pero poco o nada es lo que se hace. Se producen asesinatos tras asesinatos y no hay forma de frenar esa ola de violencia.
Es importante prepararse para la protección del Canal, pero no se puede olvidar el día a día de los panameños, que ya tienen miedo de salir a las calles por temor a que los asalten o los maten de un tiro.