Domingo 12 de agosto de 2001

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Oxígeno para la décima

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Rubén Martínez Sánchez (rmartinez@epasa.com)
Crítica en Línea

Representantes del sector empresarial, de los trovadores y de las estaciones radiales se reunieron recientemente para buscar una salida al problema del estancamiento en que se encuentra el canto de la décima.

Los empresarios Dimas Cárdenas, Juan Castillo; el locutor Isidro Vargas; el compositor Luis "Cholo" Bernal; así como los trovadores Antonio Vargas y Miguel Cano participaron en la reunión. En la misma se acordó crear un comité el que hará las gestiones para volver a las Tardes de Cantaderas.

La concurrencia que asistía a las cantaderas ha decaído en gran medida, porque las mismas inician muy tarde. Los empresarios reconocieron que no se debió unir las cantaderas con los bailes. Las mismas deben iniciar a las 4:00 ó 4:30 de la tarde.

El próximo 21 de agosto se tendrá una reunión similar en la que se tratará de dar un giro completo para volver atraer el público a los espectáculos de tardes de cantaderas, adelantó el presidente de la Asociación Panameña de Trovadores de la Décima, Miguel Cano.

RESCATANDO LA TROVA

La décima panameña necesita de un tanque de oxígeno bien grande. Este arte popular languidece y poco a poco pareciera estar entrando en la fase terminal para morir si no se le presta atención urgente e inmediata. Para salvarla hay que darle un giro completo.

Este cantar popular, parte de la herencia hispánica y de nuestro acervo cultural necesita de una buena bocanada de aire que llene de nuevo aliento para que se exprese a todo pulmón y su eco se siga escuchando en toda la república.

Los escenarios típicos se llenaban sólo hace unos pocos años de tope a tope con un público selecto y entusiasta que disfrutaba a plenitud del arte interpretativo de la décima, con los temas expuestos, los argumentos de cada pie cantado, por la buena presencia de los trovadores y la efervescencia eran evidente entre los asistentes cuando llegaba el momento más sabroso, picante y esperado por la concurrencia, el "gallino pica’o, pica’o".

Era el momento en el que la décima llegaba a su máximo esplendor, el bullicio de la gente era ensordecedor y las barras se dividían a favor o en contra de determinado trovador. La controversia hacía delirar a los aficionados al canto de la décima porque en ella los trovadores ponían toda su destreza y capacidad para quedar de lo mejor.

ATRAYENDO LA AFICION

"El aficionado o seguidor de las décimas no está yendo a ver este tipo de espectáculo y tenemos que procurar que vuelva para que la décima vuelva a renacer", dijo a Crítica el trovador Miguel Cano.

Cano mencionó varias causas que motivan el decaimiento de las tardes de décimas o cantaderas, que ya más bien se han convertido en noches de décimas. Los horarios en que se realizan este tipo de actividades es uno de los motivos por lo que ha perdido popularidad.

"Las cantaderas ahora inician como a las seis de la tarde y casi chocan con los bailes. Este horario es muy difícil para las personas que les gusta la décima y muchos prefieren no asistir. Cuando se está en la controversia, casi de una vez está por iniciar el baile", manifestó Cano.

Según Miguel Cano el público que asiste a la cantadera es muy diferente que el que va a bailar. El que va a bailar llega por lo menos una hora antes de iniciar la festividad. Por lo tanto, si se hace una cantadera muy tarde el público no asiste.

COSTOS

En Panamá o cualquier parte del mundo todo ha subido y como la situación está difícil para la mayoría no es fácil asumir los costos. La entrada para ver las cantaderas era completamente gratis, pero ahora hay que pagar para ver el espectáculo, ocupar las sillas y mesas. Esto ha desalentado a muchos panameños seguidores de la décima que no pueden darse en muchas ocasiones el lujo de pagar para asistir a actos de esta naturaleza.

ETIQUETA

Aunque los trovadores son el alma y esencia de una tarde de cantadera y que la décima subsista, son precisamente algunos de ellos los que han contribuido a que este gustado arte popular haya ido perdiendo su atractivo.

Algunos cantadores no guardan la compostura debida en las tarimas o escenarios. Los temas y argumentos expuestos no san tan instructivos y muchos de los trovadores no cuentan con suficiente calidad.

Uno de los aspectos más criticados es el tono ofensivo que usan algunos trovadores en el que atacan de forma injustificada a sus compañeros de canto. No faltan la vulgaridad y los gestos obscenos de algunos exponentes de la décima.

La cantadera es un espectáculo al que asisten muchos niños, personas con una formación ética y moral que respetan las reglas de urbanidad y las buenas costumbres.

Por lo que la actitud de los trovadores es un elemento que los califica para que sean aceptados o rechazados.

Por otro lado, los trovadores de mayor trayectoria son el reflejo y la brújula con la que se orientan los nuevos pinos. De ellos depende que subsista este arte popular de centenaria raigambre y expresión vernácula que identifica a Panamá como uno de sus principales elementos folclóricos y culturales.

 

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