Durante más de medio siglo los remedios basados en la quinina han sido utilizados para tratar los calambres en las piernas y han estado disponibles sin prescripción médica. Dado que algunas personas pueden desarrollar graves efectos secundarios a causa de la quinina, la Agencia de Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos (FDA), decidió que sólo podía dispensarse bajo supervisión médica, por tanto a partir de 1995 la quinina está disponible sólo mediante receta médica.
Los calambres en las piernas son contracciones musculares repentinas, involuntarias y dolorosas. Casi todos los calambres desaparecen, pero la rigidez puede que persista durante varios minutos u horas. Hay varios factores que contribuyen a los calambres, desequilibrios de electrólito, diálisis renales (hemodiálisis), embarazos, enfermedad de tiroides, gran actividad física, enfermedades hepáticas y algunos medicamentos.
La mayoría de los calambres suceden de noche. Incluso en los calambres nocturnos en las piernas más frecuentes es extraño que éstos sean un signo de un problema médico grave, además la mayoría son idiopáticos - eso es, de origen desconocido. Aunque los calambres nocturnos pueden aparecen a cualquier edad, son especialmente comunes en la vejez.
En caso de que no haya indicios de problemas médicos más profundos, o éstos no hayan podido ser corregidos, el paciente debe adoptar varias medidas destinadas a disminuir el impacto de los síntomas provocados por los calambres. El masaje del músculo acalambrado, así como potenciar su elasticidad, puede acelerar el proceso de mejoría. Además, una rutina ordinaria de masajes que aumenten la elasticidad del músculo varias veces al día, especialmente ante de dormir, puede ser de gran ayuda para los calambres.
La quinina contra la malaria es el medicamento más utilizado para combatir los calambres recurrentes en las piernas. La quinina originalmente se extraía de la corteza del árbol del quino, un árbol que crece en los bosques de América del sur, aunque a partir de mediados de los años 40 la quinina empezó a producirse sintéticamente. Además de para fines medicinales, la quinina se suele utilizar como sustancia aromatizante. También se utiliza para darle el característico sabor amargo a la tónica. La mayoría de los investigadores creen que la quinina previene los calambres al disminuir, de alguna manera, la capacidad de respuesta de los músculos a la estimulación nerviosa. Los posibles efectos negativos pueden ser: sarpullidos, tintineo en los oídos, picores, hepatitis, malformaciones en el parto, fallos y alteraciones en la vista. En contados casos, tomar quinina puede conducir a situaciones de riesgo mortal en forma de anemia. La quinina también puede interactuar con otros medicamentos, como digoxin, hidróxido de aluminio, cimetidine, mefloquine, bicarbonato de sodio y heparina.
No hay suficientes investigaciones médicas de calidad que demuestren los efectos de la quinina sobre los calambres musculares. Sin embargo, el análisis de un resumen de varias investigaciones, publicadas previamente, controladas mediante placebo, llegó a la conclusión de que la quinina era superior al placebo a la hora de disminuir la frecuencia de los calambres musculares nocturnos. Al cabo de un período de cuatro semanas, las personas que tomaron quinina experimentaron 8.8 menos calambres, mientras que los que tomaron placebo sólo tuvieron 3.6 menos. Ninguna investigación proporcionó prueba alguna que sugiriera que el uso de la quinina reducía la intensidad o la duración de los calambres que se produjeron. Malcolm Man-Son-Hing y George Wells de la División de Medicina Geriátrica, de la Universidad de Ottawa, en Ontario, Canadá, publicaron las conclusiones de este análisis de las investigaciones realizadas en el número de enero de 1995 de la revista especializada British Medical Journal.
Aunque la quinina se comercializa bajo prescripción médica en los Estados Unidos, la FDA no era de la opinión de que hubiera suficientes pruebas médicas que demostrasen de manera clara los efectos positivos de la quinina en la curación de los calambres musculares. Prueba de ello, es que la agencia no autorizó a los fabricantes que pudieran comercializar la quinina como un producto específico para el tratamiento de los calambres en las piernas. Sin embargo los médicos generalmente son libres de recetar los medicamentos autorizados por la FDA, si lo creen oportuno, para otros usos que no sean los que la propia agencia indica en su autorización comercial.
La vitamina B complex fue una de las varias sustancias sugeridas como posibles - en la esperanza de que fueran más seguras - alternativas a la quinina. Aunque de momento no han sido suficientemente analizadas, entre otros medicamentos reseñados como alternativas potencialmente eficaces para curar los calambres musculares figuran: vitamina E, Verapamil, Diltiazem y Naftidroguryl. Paul Chan, doctor del Colegio Médico de Taipei, en Taiwán, y sus colaboradores dirigieron una investigación controlada mediante placebo y doblemente ciega para probar los efectos de la vitamina B complex en personas con calambres musculares. Las personas objeto de la investigación - 28 pacientes de edad avanzada - declararon que su sueño se veía frecuentemente perturbado por calambres nocturnos en las piernas. Excepto aquellos que tomaban medicinas para controlar su presión sanguínea, todos los enfermos tenían un estado de salud óptimo, no tomaban medicamentos, ni padecían ninguna enfermedad que pudiera aumentar el riesgo de padecer calambres musculares.
Los pacientes fueron seleccionados al azar para recibir pastillas que contenían placebo o vitamina B complex tres veces al día. Antes del tratamiento - y con dos semanas de intervalo entre medias - los participantes en la investigación calificaron la gravedad de sus calambres musculares en una escala de 10 puntos. El número 0 significaba "Nunca ha tenido calambres nocturnos en las piernas". 10 significaba "tengo unos calambres nocturnos en las piernas fortísimos".
A pesar de que ambos grupos mostraron una media de gravedad de 7.9 tras cuatro semanas de tratamiento, hubo diferencias obvias en las calificaciones de la gravedad posteriores entre los dos grupos. Los mayores efectos positivos de la vitamina B fueron conseguidos a la octava semana, al mismo tiempo que la medida de intensidad del dolor en dicho grupo descendió al 2.7. En ese mismo momento, la calificaron de gravedad en el grupo del placebo siguió virtualmente sin cambios en 7.9. en el grupo de la vitamina B, el 28% de los participantes consiguieron casi una total remisión (en la escala de gravedad menos de 1), un 57% experimentó una notable disminución en los calambres. (de 2 a 3 en la escala de gravedad) y sólo dos personas no mejoraron en absoluto. Sólo se tuvo constancia de dos reacciones negativas al tratamiento: un caso de náusea en el grupo del placebo y un caso de mareo en el grupo de la vitamina B. Las conclusiones de la investigación del doctor Chan fueron publicadas en el número de diciembre de 1998 de la revista especializada Journal of Clinical Pharmacology.
Los calambres nocturnos en las piernas son muy comunes. Aunque pueden ser problemáticos e incluso dolorosos, por lo general no representan una amenaza importante para la vida o para los hábitos cotidianos de cada persona. Todavía no han sido estudiados con profundidad. Sin embargo, las pocas investigaciones realizadas hasta la fecha son esperanzadoras en el sentido de que van surgiendo alternativas a la quinina más efectivas y seguras. |