Los siete hombres que encabezados por Raúl Castro mantienen las riendas del poder en Cuba en ausencia de Fidel Castro son el núcleo del equipo que sustituiría al líder en caso de muerte o incapacidad.
La crisis aguda de salud, sangramientos intestinales que reclamaron una "complicada" cirugía, y "varias semanas" de reposo, según anunció el propio Castro el 31 de julio, y la llegada de su cumpleaños 80, ponen sobre el tapete nuevamente la cuestión de la sucesión.
La primera cosa que ha dejado claro la situación actual, que algunos en La Habana consideran "un ensayo general", es que Raúl, de 75 años, será el presidente de los Consejos de Estado y Ministros, el primer secretario del Partido Comunista (PCC) y el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
El segundo punto clarificado es que, como el propio Raúl dijo, será un gobierno colegiado, que ejecute las decisiones del PCC, único "digno heredero" de Fidel Castro.
En un gobierno de Raúl, tras una eventual salida definitiva de Fidel, tendrá que resolverse el nudo de poder acumulado en una persona, pues la Constitución revolucionaria establece que el jefe de Estado, de Gobierno y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas es uno solo.
Un elemento que desconcertó inicialmente es que quedara fuera del equipo Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento de 69 años, político culto y capaz. Si a mediados de los años 90 fue considerado un reformista, ahora se le tiene por un castrista firme.
Pero nadie duda que Alarcón, polemista agudo, amplio conocedor de Estados Unidos, ex representante en la ONU, ex vicecanciller y canciller (1992-1993), miembro del selecto Buró Político del PCC, sea uno de los hombres más cercanos a Raúl en el nuevo equipo.
El resto del conjunto es consecuente con la concepción del poder que Castro ha desarrollado en los últimos años: una liga generacional, en este caso de tres épocas, y una mezcla de esos que los observadores califican de ortodoxos, moderados y liberales.
El "tecnócrata" es Carlos Lage, pediatra de 54 años, quien nunca ejerció la medicina y en cambio fue el artífice de las reformas de apertura económica de los 90'.
Lage es vicepresidente del Consejo de Estado, secretario del Consejo de Ministros y de su Comité Ejecutivo, además de miembro del Buró Político del PCC.
Carente de carisma, goza sin embargo de respeto por su dedicación y rigor en el trabajo, su discurso franco y a veces crudo en materia económica. Ha representado a Castro en numerosas cumbres.
Los también médicos José Ramón Machado Ventura (75) y José Ramón Balaguer (74), considerados comunistas ortodoxos, son muy importantes en el PCC y en la generación histórica. Machado Ventura, a quien se le tiene por hombre duro e intransigente, es desde hace décadas el organizador del PCC, un puesto clave.
Esteban Lazo (61), un economista nombrado hace dos años ideólogo del PCC, comparte ahora con Machado Ventura la encomienda educativa de Castro, pero muchos juzgan en La Habana que no tendrá protagonismo en un equipo definitivo.
El oportuno del equipo es el canciller Felipe Pérez Roque, ingeniero eléctrico de 41 años, que brincó de dirigente estudiantil a secretario de Castro durante siete años y después a canciller, en 1999.
Fue quien tomó el control de la situación cuando Castro se desmayó en un acto público en 2001. Un año después estremeció a un Parlamento adormilado en la exaltación del socialismo, para poner en el tapete la suerte de Cuba tras la desaparición de la generación fundacional de la revolución, y en diciembre pasado volvió a sacudir a los diputados con el mismo tema.
El otro hombre es el presidente del Banco Central, Francisco Soberón (62), recién incorporado al Comité Central del PCC y con una activa participación en el proceso de recentralización de la economía que emprendió Castro en 2003, y en las maniobras para multar y devaluar al dólar norteamericano frente al peso cubano convertible, una divisa de curso interno.