Las 3:00 de la tarde. Una hora de mucho movimiento en las empresa dedicadas al periodismo impreso. Y la Editora Panamá América no era la excepción.
En el Departamento de Publicidad de EPASA todo parecía llevar el ritmo cotidiano de una tarde de lunes, pero las situaciones difíciles suelen ocurrir de un momento a otro, y sin previo aviso.
Tres hombres de semblante juvenil hicieron su aparición en escena. Simulaban ser clientes por lo que en un principio no llamaron la atención del personal, sin embargo, era cuestión de tiempo para que mostraran, ¡y de qué manera!, cuáles eran las verdaderas intenciones de su presencia.
Rápidamente los sujetos sometieron a uno de los guardia de seguridad de la editora con un arma 9 milímetros, y acto seguido, con pistola en mano sus compinches sembraron el terror entre los que allí se encontraban.
El objetivo para ellos era claro: apoderarse de varias cajas con dinero y de paso despojar a los presentes de lo que pudieran. Y así lo hicieron. Los maleantes se llevaron miles de dólares entre cheques y dinero en efectivo, así como celulares y joyas y demás pertenencias de los presentes.
Como forma de amedrentamiento advirtieron al personal que si no les daban el dinero los matarían. Uno de los delincuentes dijo que a las mujeres las violarían y que ellos tenían SIDA.
En la fuga reventaron vidrios de una puerta y se produjo un intercambio de disparos con personal de seguridad.
Los sujetos huyeron en Hyundai Accent con placa 8T-1492 y matrícula única 866374, que era conducido por un hombre de aproximadamente 50 años, pero eran seguidos de cerca por 'Los Linces' y la Policía Regular de Parque Lefevre, quienes los forzaron a abandonar el auto en la Avenida Santa Elena.
Posteriormente un herido de nombre Aníbal Carrión, de 52 años, se presentó a una clínica privada de Parque Lefevre con un tiro con salida en la cadera, aduciendo que le habían robado y lo impactaron.
El herido fue retenido sospechoso de haber participado en el robo a las oficinas de EPASA.
VIOLENCIA
Fue una tarde intensa que demostró que aunque los medios de comunicación social están llamados a difundir los hechos noticiosos, en los tiempos violentos como los actuales nadie es inmune a la delincuencia.