La Voz del Interior
En un pequeño parque ubicado en La Arena de Chitré en el cruce a Pesé, es el lugar donde convergen cientos de personas todos los días. En este lugar muchos han quedado con la boca abierta por lo que ven.
Un hombre que para algunos, al principio piensan que está chiflado, porque lo oyen silbar, y cantar como ave cantora, y agitar sus manos hacia el cielo haciendo que suenen sus dedos. Asombrados se miran unos a los otros cuando de la nada aparece un par de diminutas aves conocidas en el interior como "bim bim" y se posan en la cabeza, hombros y manos de "Tito" Baíle.
"Tito" Baíle siente y muestra una gran pasión y amor por la naturaleza. En este caso por estas aves cantoras de nuestro interior.
Conocemos que este tipo de aves melodiosas es difícil de capturarlas; sólo se pueden tener enjauladas. Aunque hayan estado cinco o diez años enjauladas, si tienen la oportunidad de escapar, lo hacen sin retorno.
Pero, ¿cómo este hombre logra comunicarse con ellas perfectamente? "Bueno, hace años encontré en el camino dos pichoncitos de bim-bim tirados, los traje a mi casa, pero uno se lo comió el gato porque le había cortado las alas, y al otro lo atraganté cuando lo alimentaba”, contestó Baíle.
"Tito" Baíle explicó que esta pareja de bim-bim se las regaló un sobrino de Peñas Moradas de Pesé hace cuatro meses. Eran tres pero, "a mí me dijeron que si nacen tres, uno tiene que irse; si son dos hembras, una debe irse para que quede un macho y una hembra; pienso que eso sea así y no que me la hayan robado".
Este par de bim-bim tiene su jaula con agua fresca; comen papaya, mango, guineo, crema, pan mojado con agua y semilla de mata palo. Su dueño les abre la puerta de la jaula y vuelan varios kilómetros a la redonda de la jaula; pero cuando escuchan el silbido o la imitación de su canto, regresan veloz y en picada desde las alturas a posarse sobre él.
Como pago a la obediencia "Tito" les premia con pulpa líquida de frutas a través de una jeringuilla ”parecen bebés con su biberón. Eso no es todo: les ordena posarse en sus hombros, cabeza, manos y como si fuera poco, hace que metan sus cabecitas dentro de su boca.
Si quiere ver esto, venga a La Arena de Chitré.