Con el pasar de los años nuestro organismo sufre ciertos cambios y la piel no escapa a esta realidad.
Para los dermatólogos venezolanos Elda Giansante y Ricardo Pérez Alfonso, es difícil establecer una edad determinada en la que comienza el envejecimiento cutáneo, ya que éste es un proceso lento y constante.
Según Elda Giasantes, se manejan tres teorías fundamentales, relacionadas con el efecto de factores que acentúan en muchos casos los cambios provocados por el envejecimiento fisiológico, dando como resultados manifestaciones propias de edades avanzadas patológicas. Estas teorías son:
Teoría Genética: es un proceso individual y controlado genéticamente.
Teoría Ambiental: consecuencia de la exposición a la luz solar, agentes climáticos o medioambientales, con la producción de radicales libres.
Teoría Inmunitaria: con el envejecimiento se produce una senescencia inmunitaria, que favorece la aparición de tumores e infecciones.
En la tercera edad la piel se afecta desde el punto de vista intrínsecos (cambios propios de la edad) y los factores extrínseco (producidos por las radiaciones ultra violetas), explicó Giasantes.
La luz ultravioleta, las cámaras de bronceado, alcohol, cigarrillo, estrés, las condiciones de vida, entre otros factores aumentan las posibilidades de que las personas envejezcan más rápido (factores extrínsecos), comentó el dermatólogo Ricardo Pérez Alfonso.
Además explicó que a las pieles más blancas se les note más el envejecimiento que las morenas porque tienen más contenido sebáceo.
CAMBIOS CON LA EDAD
La piel se torna más delgada.
Disminución de la elasticidad y flexibilidad.
La piel se torna más fina y transparente.
El cabello se cae en determinadas zonas; en los hombres se produce la alopecia.
Crecimiento del vello en las cejas, orificios nasales y del conducto auditivo externo, y parte anterior del tórax en los hombres. l Crecimiento del vello en el área del bigote y barbilla en las mujeres. Las uñas también sufren cambios se vuelven más quebradizas, se desprenden como laminas o escamas.
Es más frecuente la aparición de arrugas .
Disminución de la producción de sebo y aumento de la permeabilidad.
Lesiones benignas
Las lesiones fisiológicas más comunes son: la resequedad de la piel, las manchas oscuras, las transparencias, puntos rubí o verrugas seborreicas, la hiperplasia sebácea, los siringomas, los santomas, como también hay trastornos a nivel de los vasos sanguíneos, porque estos se adelgazan y se vuelven más susceptibles a los traumas entonces salen las púrpuras (manchas violáceas) en la zona en donde uno se golpea; más frecuente es en los antebrazos y en las piernas, explicó Elda Giasantes.
LESIONES MALIGNAS
Las lesiones malignas muchas veces son causadas por las exposición crónicas al sol, mencionó el dermatólogo Ricardo Pérez Alfo .
Los síntomas generalmente se presentan por una lesión nodular o tumoral, por el decrecimiento persistente que tiene tendencias a ulcerarse.
Según Ricardo Pérez las más frecuentes son los carcinomas baso y espinocelulares suelen agruparse conjuntamente, en lo referente al cáncer cutáneo, con excepción del melanoma.
Ambos comparten el mismo origen en las células epidérmicas, así como muchas características comunes de epidemiología y carcinogénesis, aunque con diferencias significativas. Las terapéuticas son similares y el pronóstico de ambos es excelente en muchos casos.
Por una manifestación cutánea se pueden detectar cáncer en los riñones y pulmones, estomago o esófago, aseguró Ricardo Pérez.
CUIDADOS
Los factores que se pueden controlar en el envejecimiento intrínseco son: protección solar, disminuir estrés, eliminar el cigarrillo, alcohol, hacer ejercicios, levar una dieta balanceada, uso de antioxidantes.
En la tercera edad las glándulas sebáceas se van atrofiando, una de las consecuencias principales que tenemos de esto es la resequedad de la piel, es por ello que se acentúan las líneas de expresión de la piel.
Una forma de prevenirlo es una hidratación adecuada, es recomendable utilizar lociones hidratantes, la simple vaselina causa un efecto retenedor de agua en la piel.
Llevar una alimentación balanceada es fundamental, que incluya los antioxidantes porque estos evitan o reconstituyen los radicales libres depositados en la piel.