Son muy pocos los panameños que acuden a hacerse una prueba de VIH. Seguramente, más de uno reciben un resultado positivo y se dan por vencidos. Así, al igual que otra enfermedad mortal, la vida se les acaba. Parece no entender que todo lo que ocurre en la vida del ser humano es porque Dios lo permite.
Dios usa la enfermedad, inclusive la enfermedad incurable, para enseñarnos lecciones espirituales que no podríamos aprender de ninguna otra manera.
Esta fue la experiencia de Job. A pesar de ser un hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, sin embargo le sobrevino una terrible calamidad. Un día vino el mensajero a Job y le dio la noticia que los bueyes, las asnas y los criados murieron a filo de espada.
Mientras este daba la noticia, vino otro mensajero diciendo: Fuego de Dios cayó del cielo y quemó a todos los pastores y todas las ovejas.
Mientras este daba la noticia, vino otro mensajero diciendo: Los caldeos arremetieron y se llevaron todos los camellos y mataron a todos los criados.
Mientras este daba la noticia, vino otro mensajero diciendo: Tus hijos y tus hijas estaban en la casa de tu primogénito y vino un gran viento del lado del desierto y sacudió las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó y murieron todos tus hijos.
La gran pregunta de Job y de todos los que leen el libro es ¿Para qué tuvo que pasar Job por toda esta calamidad? ¿Cuál fue el propósito de todo esto? Bueno, la respuesta se encuentra en Job 42:5 donde dice: "De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven"
Dios no nos va a probar jamás más allá de lo que podemos resistir. Ponga atención a lo que dice 1 Corintios 10:13 "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar."
Estimado lector, si usted ha sido detectado con el virus del SIDA, no se deje vencer. Busque soporte en Dios. Él le guiará.