¡10 días de sanción!. Esa fue la pena que impuso un juzgado al toletero cubano Rafael Palmeiro por incurrir en el uso indebido de sustancias prohibidas por las Grandes Ligas.
Mi pregunta es: ¿10 días fuera del diamante, pero cuánto será la pena moral y de por vida para un jugador que había dicho ante el Congreso que nunca en su vida había utilizado estas ssustancas?
Rafy Palmeiro ha dejado una nube que flota sobre su trayectoria deportiva. El cubano no dio una explicación sobre cómo llegó esa sustancia a su cuerpo.
Haber estado en una lista de positivos, deja la duda de una cristalina carrera en la que ha sumado más de 3 mil imparables y 500 jonrones.
Otra pregunta es sobre las declaraciones de José Canseco en su libro. Canseco acusaba a su compatriota de utilizar esteroides y Palmeiro estalló de furia, cuando se le cuestionó en el Congreso, este mismo año.
De nada sirvió la furia de Rafy ese día y mucho menos haber negado que consumía esteroides.
A Pete Rose le han negado su estancia en el Salón de La Fama por apostar en el béisbol.
Rafy podría pagar el precio de una piedra en su camino. Su puesto en el Salón de la Fama es inminente, pero una sanción o expulsión del béisbol por dopaje lo dejaría sin su placa en Cooperstown.
Son 10 días de sanción, pero el precio que puede pagar va más arriba que nadie puede imaginar.
Decepción, sorpresa y tristeza... así se recibió la noticia sobre el dopaje de Rafy, aquella leyenda humilde que hace magia y que nadie le da el despliegue que amerita.
¡Viva el béisbol!