Como van las cosas, es muy probable que este país no cumpla con los compromisos adquiridos con el foro 2020, ni con los objetivos del Desarrollo del Milenio, firmado el año pasado en Johannesburgo, Sudáfrica.
De los puntos más importantes donde el gobierno panameño estampó su firma como compromiso serio no hay avances satisfactorios. Estamos hablando de erradicación de la pobreza y el hambre, enseñanza primaria universal, igualdad entre los sexos, la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el SIDA y otras enfermedades y garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
Según representantes de organismos internacionales, el interés por cumplir estas tareas es casi nulo. No hay entusiasmo por sacar adelante a los grupos sociales necesitados. Esto se evidencia cada vez más en las esquinas o en los semáforos.
A un mes para que culmine un gobierno y comience otro la preocupación internacional por la poca expectativa que se persigue en Panamá es notoria. Por ello, existe un acercamiento con los representantes del nuevo gobierno para lograr inyectar esa medicina que despierte el interés por cumplir los compromisos sociales adquiridos.
Se es espera que el eslogan, con que se identificó en la campaña del presidente electo, se traduzca de mención estrictamente teórica a algo práctico, algo que todos los panameños comiencen a notar después del 1 de septiembre de este año, de lo contrario, correremos el riesgo de dar pasos agigantados, pero para atrás.