La edición de 2007 del Tour de Francia será recordada por la victoria del español Alberto Contador, pero también por la convulsión a la que ha sumido la carrera el fenómeno del dopaje, que ha sacudido la prueba a golpes de escándalo.
El Tour del 2007, bajo la pesada herencia del 2006, cuando el ganador, el estadounidense Floyd Landis, fue declarado positivo cuatro días después de haber posado de amarillo en los Campos Elíseos de París.
Por eso los organizadores del Tour declararon una guerra sin cuartel al dopaje, una guerra cuya principal arma era una carta que todos los ciclistas debían firmar y que les comprometía a dar un año de salario si eran declarados positivos y a entregar su ADN para, eventualmente, determinar su implicación en casos de dopaje.