Buenos días. ¿En qué le podemos servir? Aún se escuchan éstas expresiones candorosas en aislados departamentos de las instituciones del Estado en éstos días cargados de presurosidad. Felizmente todo no está perdido, quedan "todavía resquicios de algunas partículas sobrevivientes del naufragio moral que atormenta el diario bregar de estos inseguros instantes. La contribución material e intelectual del elemento humano que comparte sus energías en el enriquecimiento funcional de la maquinaria del gobierno, en el palpable y sustantivo desarrollo de la nación, aportando su granito de arena que implica refuerzo en el importante y confortable edificio de la prosperidad republicana, merecen ser considerados por un jefe calculador que ponga en práctica los procedimientos sesudos en el área de las evaluaciones que respondan a los altos componentes numéricos concadenados con las aptitudes, destrezas y habilidades propias de cada funcionario primoroso. Y ellos también deben ser galardonados en honor al mérito y a la dedicación laboriosa encomiable y encumbrada con incentivos y medallas que pendan de sus cuellos afortunados. Tenemos que enaltecer la entereza, aunque ella provenga de los estratos humildes, éstos personeros, también son piezas claves en la metódica correcta del coloso engranaje estatal. Es de apreciar la compostura de las personas, cuando ellas responden a los consentimientos del alma, serenamente superados de todo prejuicio inhibidor, indicando los pulcros preceptos que nos hacen mover en la existencia, elevados por los sanos deseos de servirle a la gente que nos incentiva con el pago de sus impuestos recurrentes de los cuales dependemos todos. Ser acepto y rápido en el desenvolvimiento positivo referentes a las funciones encomendadas, por los superiores en complacencia de las necesidades del público, nos abren las vías predilectas para triunfar, afanados al calor de lo que exige la ley o los reglamentos internos de trabajo que promueven las instituciones para las cuales se sirve. Ese es sinceramente el espíritu que nos anima, cuando las edades nos permiten estar en perfecta sintonía con la dinámica que impone el trabajo. Dos funcionarías del Seguro Social de la Agencia de Juan Díaz, Estela de Aguilar y Jilma Jaén Vásquez, involucran el suceso de significación cualitativa al cual me he referido.