El papa Juan Pablo II visitará mañana lunes por decimoctava vez a Latinoamérica para proclamar a los primeros santos del Tercer Milenio, como un gesto de rehabilitación histórica de la Iglesia católica ante los indígenas.
El pontífice, de 82 años, trae la misión de proclamar la santidad de un indígena y un laico defensor de los indios en el corazón de los mundos azteca y maya, para cerrar la brecha desgarradora que fue el choque de la Conquista española hace cinco siglos. Juan Pablo declarará santos al Hermano Pedro de San José Betancur, misionero canario en Guatemala, anunciado por el Vaticano como "apóstol de los indígenas y los esclavos" de la cultura maya quiché, y en México al indígena Juan Diego, que vio a la cristiana Virgen de Guadalupe donde otros indígenas veían a la diosa azteca de Tonantzín.
Las proclamaciones papales en Guatemala y México traerán un mensaje explícito a los indígenas, los convidados de piedra de la historia, de que ellos también son hijos de Dios en el seno de la religión que profesa el 63% del pueblo de las Américas.
Y para que el mensaje sea inequívoco, en las ceremonias se leerá el evangelio en las lenguas indígenas cakchiquel en Guatemala y náhuatl en México. Además, Juan Pablo saludará a los mexicanos en las lenguas indígenas zapoteca, mixteca, mazateca, mixe, maya y purépecha.
Y en el acto penitencial para la beatificación de los mártires mexicanos, se realizará un rito de purificación según la tradición de los pueblos indígenas con la dispersión del humo del copal a las cuatro esquinas del mundo para que la asamblea, que en el momento del culto es el centro del universo, pueda alegrarse y renovarse en Dios su creador. |