Estados Unidos confirmó ayer que la Copa Oro le queda a la medida al dejar en la cuneta a Honduras con una victoria por 0-2 y clasificarse para la final de la décima edición, este domingo Nueva York, que puede depararle su quinto título en la historia del torneo y el tercero consecutivo.
El espigado defensor central Clarence Goodson, con un cabezazo a los 45 minutos, y el delantero Kenny Cooper, a los 88, sentenciaron el emotivo encuentro disputado en el estadio Soldier Field, de Chicago.
El centrocampista Stuart Holden, la figura del partido, gestó en un lanzamiento de esquina el pase para la cabeza de Goodson, que superó en el salto a Carlo Costly, y en una triangulación con Brian Ching encontró la fórmula para que Cooper superara con su remate el cerrojo del equipo catracho.
Estados Unidos, cuatro veces campeón de la Copa Oro de la Concacaf, incluidas las dos últimas ediciones, ratificó ayer la superioridad sobre Honduras, que en los últimos dos meses ha perdido los tres partidos disputados, uno por las eliminatorias del Mundial, otro en la primera fase del actual torneo, y todos con idéntico marcador en contra: 2-0.
El equipo de las barras y las estrellas comenzó con dificultades, por la presión que ejerció el conjunto bicolor.
Los pupilos del ex seleccionador colombiano Reinaldo Rueda pudieron tomar ventaja a los 19 minutos cuando un remate de pierna zurda del enganche Marvin Chávez fue milagrosamente desviado con las uñas por el guardameta Troy Perkins, cuyo agónico esfuerzo alcanzó para hacer explotar el balón en el horizontal antes de salir de la cancha.
Luego vino el primer gol, en lo que sería la primera desconcentración de los centroamericanos y desde entonces el portero Donis Escober se encargó con felinas intervenciones de que la desventaja no fuera mayor.
La segunda parte reflejó la desorientación que tomó cuenta del equipo dirigido por Reinaldo Rueda. En el primer ataque de Estados Unidos el árbitro jamaiquino Courtney Campbell pasó por alto una falta en el área de Escober.
Estados Unidos pisó el acelerador y gestó hasta cinco ocasiones claras de gol, sin que del otro lado apareciera la reacción o el revulsivo.
Rueda apeló a las reservas que tenía en su banco, pero el capital no fue suficiente cubrir el déficit de los suyos en la cancha.
Carlo Costly estuvo a punto de encontrar la redención con dos remates consecutivos en las barbas de Perkins, a los 85 minutos, pero su pólvora resultó mojada.