Es el estribillo que se escucha por los supermercados, bares, parques y autobuses pero en esta ocasión no me voy a referir a ese que tú crees, ahora voy a hablar de los actuales diputados.¿Pero dónde está el descontento? Lo primero que nos han dicho es que apenas recibieron las credenciales, su vida sufrió un cambio; ahora no se quitan el saco y la corbata, se compraron lujosos automóviles se mudaron a barrios exclusivos, adquirieron costosas y amplias mansiones.
Me dijeron que ya nos los ven en los lugares que visitaban frecuentemente antes de la campaña, para encontrarse con los votantes..
Una persona se quejaba por el proceder de uno de estos diputados a quien fue a visitar en la Asamblea donde lo atendió la secretaria, a quien recuerda porque en la campaña electoral apenas lo veía se lo quería comer a besos y abrazos, pero ahora lo recibió con un frío, el honorable está en una reunión en la Presidencia. ¿Qué quiere una recomendación? Porque desde ya le digo que él no está dando recomendaciones. Pero el quejoso sabía que sí, pero lo que no sabía era que las tarjetas que llevaban un asterisco significaba que se procediera a nombrarlo, la que no tenían el asterisco las echaran al cesto de la basura.
La secretaria le dijo que regresara en unos 15 días, así lo hizo, y cuando vio llegar al diputado, esperó el saludo de "Gordo qué pasó", nada de eso ocurrió, pasó de largo, sin voltearlo a ver, rodeado de cuatro fornidos guardas espaldas pagados, quienes con radio en mano hablan en clave diciendo: Halcón entrando al despacho, por favor despejar el área de manzanillos. Bueno se sentó en la sala de espera para ver si lo recibía, pasaron horas y horas, pero nada ocurría, pero sí entraban al despacho del diputado personas que jamás él había visto en la campaña, por eso le llamó poderosamente la atención una jovencita, con una brevísima minifalta que entró, y cuando salió, la secretaria con una amplia sonrisa le preguntó ¿Todo arreglado? Y ella respondió sí, la otra semana comienzo a trabajar. Pasó otro largo rato y la secretaria con mucho enfado le preguntó, para qué quería ver al honorable; señorita sólo quiero una recomendación para mi hijo el que pegaba papeletas. Resulta que ya se graduó de ingeniero y nos hemos enterado que existe una vacante en el MOP, así que por favor me da la recomendación. Ya casi anochecía, cuando la secretaria le dijo: aquí está la recomendación y dice el honorable que la próxima vez llame porque su agenda está muy llena. Gracias le respondió, y tomó la tarjeta con tanta emoción, que la mano le temblaba y le dijo a la secretaria, por favor dígale al honorable que mi hijo no lo dejará mal. Llegó a la casa y le entregó la recomendación al hijo, quien al recibirla la miró de arriba ajo, pero no se dio cuenta de un detalle: "no tenía asterisco".