Si alguna vez intentaste aplicarle calor a un huevo de los que compras en el supermercado para incubarlo y ver si salía un pollito, lo más probable es que lo hayas visto podrirse.
Pero no te desesperes; no eres un fracaso como criador de aves. No se trata de que el huevo "murió" por el frío del refrigerador; sino que usaste un huevo que realmente nunca tuvo el derecho de nacer.
La mayor parte de la gente no sabe que los huevos comerciales que desayunamos son óvulos no fecundados provenientes de gallinas ponedoras. Estas aves sólo son utilizadas con este propósito, y tienen un trabajo tan intenso en la industria avícola que no les queda tiempo para tener citas con ningún gallo.
INDUSTRIA EN EXPANSION
Los huevos fértiles en la producción nacional tienen un propósito muy diferente a los huevos de mesa. Son utilizados por las grandes empresas avícolas para abastecer a otros productores y también para asegurar una rotación en su población de gallinas para consumo y para poner más huevos.
Tan exitoso ha sido el resultado de la venta de huevos fértiles, que ha traspasado las fronteras de Centroamérica y otros países con que Panamá tiene relaciones comerciales.
Melo, el principal productor nacional en este sentido, exporta más de 1, 400 cajas de huevos fértiles por mes.
Su mejor período fue octubre de 2004, en que exportó 2, 624 cajas. Aunque tuvo un bajón a principios de 2005, las ventas en el extranjeros se han vuelto a recuperar, y se están expandiendo.
Esta empresa vende a Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Colombia, Trinidad y Tobago y Curazao.
Igualmente, Toledano suple de huevos fértiles a productores locales y de Centroamérica.
El proceso de producción de huevos fértiles comienza en granjas de reproductores, en las que los huevos son fecundados. Luego de un período de incubación, pasan por varias pruebas para medir la fecundidad del lote, entre las que se incluyen romper cáscaras de algunas unidades y ver los huevos a trasluz.