Qué Dios ilumine a este equipo en la final ante Estados Unidos; que sus pies se multipliquen en el terreno, para que puedan correr todas las pelotas y llegar a la red con facilidad.
Que los fanáticos en Nueva York apoyen a esta selección; que el color rojo se apodere del Giants Stadium; que mi querida Panamá se corone campeón de la Copa de Oro.
Hoy es el día más rico de nuestra historia futbolística, de seguro el color rojo invadirá las calles. Me imagino a la gente desde temprano celebrando, todos sonrientes, saliendo a mostrar el más puro sentimiento de un país falto de triunfos en este deporte.
El encuentro no será fácil. Va a ser la final de David contra Goliat. Uno de los grandes de la CONCACAF ante un pequeño que ha escalado partido a partido hasta arribar a esta instancia final.
Estados Unidos es un equipo con mucho talento, saben jugar al error del contrario y van como el buen cazador de presa, poco a poco, acechando su presa para darle el golpe final.
No cabe duda que las figuras de USA son los habilidosos Landon Donovan y DaMarcus Beasley. Ellos son los encargados de guiar a esta poderosa escuadra norteamericana que se sabe parar bien sobre el terreno de juego.
Panamá debe jugar como lo ha hecho hasta ahora. Repetir la misma fórmula que le ha dado resultados y nos ha llevado hasta la final. No se puede improvisar ni inventar nada.
Nuestra selección con un fútbol simple, pero efectivo, ha sorteado obstáculos hasta arribar a esta final. Ha mantenido el orden defensivo y del medio campo y, sobre todo, ha definido en el momento justo.
De igual manera los hombres que han entrado como relevos han hecho un gran trabajo, manteniendo así el módulo táctico empleado por el estratega José Eugenio Hernández.
Hoy no estará Luis Moreno, hombre importante en el engranaje defensivo panameño. Su más seguro reemplazante será Ubaldo Guardia, un zaguero de lujo, veloz y que tiene hambre de gloria.
El resto será el grupo que eliminó a Colombia en semifinales.
Será el mismo equipo, el mismo grupo de guerreros que ha sorteado todos los inconvenientes hasta arribar a la etapa más gloriosa de nuestra historia. Si ganamos la final, nuestra "grandeza será aún mayor".