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DICE LA VIUDA
Ahora prefiero a Osvaldo y los Sandoval

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Eduardo Soto P.
Nuestra Tierra

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Carmen es fanática de la jardinería, y se dedica personalmente a la atención de su jardín, ya que tiene todo el tiempo libre para ello.

María del Carmen Castro Benavides fue la última de las tres esposas que tuvo Victorio Vergara. Es una mujer que acaba de cumplir 42 años, pero aparenta 35, y decidió convertirse en abogada cuando la muerte de su esposo le reveló los pedregosos caminos por donde la gente debe meterse para reclamar una herencia.

Poco después que murió "El Tigre" ingresó a la universidad, y ya está en tercer año.

A los treinta trajo al mundo a su único hijo, Victorio Gabriel, fruto del hogar que compartió con el acordeonista cuyos discos son los más vendidos de la historia de la música típica panameña.

Es algo tímida y parca al hablar. Pero cuando abre la boca, sus palabras cortan: "no me gusta 'El Plumas Negras' porque ellos han cambiado el ritmo totalmente (...) la persona que me interesaba ya no está ahí, así que no les pongo atención (...) no les deseo ningún mal, espero que todo les salga bien (...) pero yo prefiero a Osvaldo Ayala y ¡Ay! Sammy y Sandra me encantan".

Victorio Vergara estaba casado cuando la conoció y la enamoró. Carmen dice: "Él insistía mucho, pero yo no quería líos (...) me consiguió trabajo en el Tribunal Electoral y fue entonces cuando acepté salir con él (...) me contó que en su matrimonio tenía problemitas y yo [ríe con carcajadas cortas, casi mudas] le di cariño".

Con un hombre enamorado como él, definitivamente la relación no fue un lecho de rosas.

Lo interesante era que Victorio resolvía muchos de sus problemas con una canción. Por ejemplo, cuando inició la cacería contra Carmen, compuso "Para el Cedro me voy", que es el pueblo de donde ella es oriunda. Cuando se enteró que ella tenía novio, afiló la punta del lápiz y las lágrimas: escribió "Resentimiento". "Dos Moñitos" ["que él quería y yo nunca me quise hacer"], fue otro de los temas que le hizo, para terminar con "Barbie Querida" ["cuando yo era delgadita y no como estoy ahora"].

Una vez, apurado porque tenía que ir a tocar a Santiago, casi se estrella bajando de Macaracas donde la había ido a dejar [a casa de sus padres]. Ella comenta: "no sé de dónde sacaba tiempo, pero siempre estaba ahí, cortejándome".

Cuando nació el niño de ambos [Victorio Gabriel] todo se precipitó y Victorio se separó definitivamente de su segunda esposa, casándose con Carmen [Ella no tiene clara la fecha] un 17 de noviembre de 1992, luego de diez años de romance en las sombras. Ya le tenía una casa a ella en Los Santos, la cual vendió y se la trajo para Las Tablas. Ahí vivieron juntos hasta el 19 de julio, cuando le dio el derrame cerebral que se lo llevó de este mundo.

N.T. ¿Era Victorio un hombre enfermizo?

Carmen: Nunca sufrió ni un resfriado. Si algún día tenía fiebre, se vestía y se iba a tocar. "Así la sudo", decía él. Cuando cayó, lo hizo para morir.

Victorio dejó a Carmen y a su hijo menor (con el resto de los hermanos no hay muy buena relación) protegidos para toda la vida, gracias a un jugoso seguro que ella depositó casi íntegro en un plazo fijo que le provee de buena cantidad de dinero en intereses. Además, ella se dedica a la ganadería. "Tengo algún ganadito por ahí (...) y hasta compro para ceba".

Como era de esperar, vino la pregunta obligatoria:

N.T. ¿Tiene novio?

Carmen cerró los ojos... y los labios.


 

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