Otra vez mis compañeros de estudio de Sociología en Chile pensaron que decía mentiras. Había señalado que en Panamá los pobres comían "arroz, porotos y carne". Todo se debió a que en el Chile de finales de los años sesenta, este tipo de comida era de la clase media profesional. Los pobres no podían comer carne todos los días.
Siempre recuerdo ese incidente cuando en alguna protesta popular, alguien grita: "Arroz, porotos y carne, el pueblo tiene hambre".
Eso de la manera de comer de los pobres es relativa. Depende de la realidad socioeconómica del país donde viven y el momento.
Existen países asiáticos donde la carne es un objeto de lujo. La gente come pescado, mariscos, aves, corderos, etc., y muchos vegetales y frutas.
La comida está en proporción directa con la desnutrición, anemia y otras enfermedades.
Aquí en este país con tanta plata, cuando me entero que un niño ha muerto de hambre, me da horror.
Esas muertes también suceden en otras naciones del continente, donde la riqueza no llega a los pobres.
Nutricionistas han sostenido que el panameño come mal. Se harta de farináceos. No le extrañe un plato popular con arroz, ensalada de papas y macarrones.
Aunque "llena el estómago", no es lo mejor para la salud. Aparecerá la obesidad, que es tan dañina como la desnutrición.
Recuerdo en los años setenta, los esfuerzos de funcionarios de salud para lograr que nuestro campesino comiera vegetales.
Más de una vez me dijeron que "yo no como ensalada porque no soy conejo. Por mi trabajo necesito comida fuerte".
Esta realidad debe considerarla el nuevo Gobierno en sus acciones por mejorar la nutrición del pueblo, especialmente los pobres.
Sembrar vegetales y verduras, así como frutas, no es tan complicado como criar animales de carne.
Hace más de treinta años, el ministro de Salud de la época Dr. Abraham Saied me comentó algo que le extrañó.
Había asistido a una reunión de la Organización Mundial de la Salud en Suiza. Allí, los técnicos pusieron a países árabes como ejemplo de baja desnutrición.
Sin embargo, allí no se consumía mucha carne. La dieta contenía muchos granos, la llamada "proteína vegetal".
Aquí, por el contrario, la carne es indispensable en el plato del pueblo, pero hay desnutrición. ¿Habrá que reprogramar las acciones alimenticias del panameño para mejorar su salud? Eso no es fácil, pero tampoco imposible.