Un juez condenó ayer al máximo comandante de las FARC, Guillermo León Sáenz, alias "Alfonso Cano", y a otros miembros de la cúpula de esa guerrilla a 40 años de prisión por su responsabilidad en una masacre de 22 personas cometida en 200, en el municipio colombiano de Tierra Alta (noroeste). Los hechos ocurrieron entre el 22 y 29 de mayo de 2001, en los caseríos Sancón Manzo.