Los Juegos Olímpicos han sido afectados en múltiples ocasiones por acontecimientos políticos, económicos, bélicos y religiosos.
El emperador romano Teodosio, quien logró el triunfo del cristianismo sobre el paganismo, los suprimió en el año 394 por considerarlos paganos. Antes de su abolición, los Juegos se habían celebrado durante más de 10 siglos.
Siglos más tarde, los Juegos serían resucitados por el barón francés Pedro de Coubertin, quien fundó el Comité Olímpico Internacional. En 1896 se celebraron los primeros Juegos de la era moderna en Atenas, Grecia, mismo lugar en donde se celebrarán del 13 al 28 de agosto del presente año. Cien años han transcurrido.
Hoy, el terrorismo amenaza los Juegos Olímpicos de Atenas y, con el objetivo de garantizar la seguridad antes, durante y después de éstos, las autoridades griegas han destinado grandes recursos económicos para fortalecer el sistema de seguridad.
El terrorismo no es de reciente data en los anales de la historia olímpica. He aquí el siguiente antecedente:
Durante los Juegos Olímpicos de Munich, 1972 (en Alemania Occidental), los conciertos, los desfiles, la presencia de banderas, juramentos, y todo aquel ritual, había abierto un festival de gran organización y de competición positiva. Pero todo aquel alegre y bruñido espectáculo sólo fue por ocho días.
Pues, el 4 de septiembre de 1972, un grupo de terroristas palestinos, nada impresionados con los suntuosos preparativos de estos Juegos pacíficos, y aprovechándose del sistema de comunicaciones, mataron a un atleta a tiros y tomaron, como rehenes, a diez, otros miembros de la delegación israelí. Otras trece personas murieron, en el transcurso de un tiroteo sangriento y vehemente entre policías y terroristas en el Aeropuerto de Fürstenfeldbruck. Con el nefasto incidente, la larga y recta trayectoria de los Juegos había quedado interrumpida.
Entre los organizadores se planteó la posibilidad de suspender las pruebas, pero la mayoría permaneció firme en llegar hasta el final. Se había efectuado una transgresión terrible y el mundo observaba cómo los organizadores intentaban reconquistar el control e impulso de este magno evento cultural y deportivo.
El atentado contra la delegación israelí fue causa de retraso de un día en la clausura de los Juegos, pero no alteró en nada la decisión de proseguir con su periodicidad cuadrienal.
La seguridad es un aspecto vital para el éxito de Atenas. No vaya a ocurrir que, como en Munich, quienes no están invitados, dañen la fiesta.
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