Ver a un mandatario encabezando un operativo para clausurar un relleno calificado de ilegal en la Calzada de Amador y exigiendo a los morosos con el Estado, que se pongan al día, no tiene precedentes en Panamá.
Sin duda resulta increíble que empresas a las que se les concede áreas revertidas o concesiones muchas veces a precios ridículos no cumplan con sus obligaciones con el Fisco. ¿Cómo es posible que se llegue a acumular una morosidad que supera los 30 millones de dólares?
Esa alta morosidad revela que alguien no estaba cumpliendo su labor de cobro y que el mensaje es claro: hay que pagar lo que se le debe al Estado.
No es posible que los asalariados cumplan cada mes con sus contribuciones al Tesoro Nacional, mientras que empresarios con altos ingresos e inmensas propiedades, busquen fórmulas para darle la vuelta a sus compromisos fiscales.
Quizás un sector del gremio empresarial sienta algo de miedo frente al operativo de Martinelli y se alegue que está en peligro la seguridad jurídica, pero la realidad es que por años han tomado de tonto al Estado.
Los empresarios serios que cumplen cabalmente sus compromisos no deben tener temor, pero los morosos de siempre, deben entender claro el mensaje: el tiempo del padrinazgo y del borrón y cuenta nueva llegó a su final. ¡Tomen chocolate y paguen lo que deben!.