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Hay ciudadanos que no conocen los límites de sus conductas. ¿Que si tienen problemas? Pero, ¿quién no los tiene? Sin embargo, esos ciudadanos trasladan sus conflictos personales a sus lugares de trabajo; los transmiten a sus vecinos; acosan a sus amistades con sus actitudes negativas, y por si fuera poco, es tanto el conflicto interno que hasta ven como objeto de sus problemas a terceros que nada tienen que ver con el asunto.
Esas personas son tan confianzudas que gritan a sus compañeros, los regañan y los exhiben...¡ahh! Pero luego se hacen las víctimas. Luego se excusan diciendo que es que tienen muchos problemas.
Pero lo curioso es que tienen sus conflictos internos durante los 365 días del año y no cambian su actitud. Lo triste de ello es que no se les puede hacer ver su lado flaco, porque enseguida "saltan" a defenderse alegando que se sienten agredidos, y empiezan a indisponer ante los demás.
Panamá es un país con muchas dolencias y una de ellas que se hace necesario atender, es la falta de orientación profesional dentro de los centros de trabajo donde abundan estas personas un tanto desubicadas socialmente.
Esos ciudadanos que se portan mal con sus compañeros son perjudiciales toda vez que atentan contra el buen desempeño del grupo, ya que existirán quienes por pudor soporten ciertas vejaciones verbales, pero siempre habrá quien observe y mal interprete la situación y quien quedará indispuesto, será el tercero que nada tiene que ver con los problemas de quien los padece.
Un poco de madurez personal sería hacerse un autoexamen diario para ver cuáles han sido las fallas durante el día y así intentar enmendar los errores cometidos en cuestiones de relaciones humanas. |
