Residentes en Viejo Veranillo, frente a la Universidad de Panamá, denunciaron a este diario que en ese sector algunas casas se han convertido en cantinas por la gran cantidad de licor que venden hasta tarde en la noche.
A eso le incluyen el alto volumen de la música, haciendo que sus moradores no puedan descansar.
Pero eso no es todo, ya que en cada esquina hay ventas y consumo de drogas a toda hora que permite la presencia de personas extrañas al lugar, señalaron sus habitantes.
Allí, muchos de sus moradores evitan salir o llegar de noche a su casa por el temor a que una "bala loca" los impacte.
El día y la noche significa peligro latente en el lugar.
"Al parecer, la rivalidad entre grupos de bandas ha interrumpido la tranquilidad en el lugar; nadie se atreve a acusar ni hablar, Todo es un silencio total", señalaron.
Según los afectados, cuando hay vigilancia policial, los mismos pasan lejos de las personas involucradas en esas faltas.
Para frenar ese flagelo de la delincuencia están necesitando con carácter de urgencia la presencia de constantes unidades de la Policía.