Es un mal de nunca acabar. Las regatas que protagonizan los diablos rojos a todas horas del día mantienen con los nervios de punta a gran cantidad de usuarios.
Pero la queja ciudadana no se limita a los diablos rojos; ésta también alcanza a los busitos coaster de diferentes rutas internas.
En una llamada a esta redacción, una usuaria informó que el día martes en la noche, pensó que iba a ser el último de su vida.
Eso se debió porque al subirse a un bus de la ruta de Panamá Viejo, el conductor del mismo iba como "alma que lleva el diablo" desde que salió de La Gran Terminal de Albrook.
Indicó la asustada mujer, que lo peor de todo fue cuando el colectivo "agarró" la Avenida Balboa, pues poco le importó que la misma estuviera obstaculizada por los trabajos que se realizan para la construcción de la Cinta Costera; no disminuyó la velocidad para nada.
Lo peor de todo fue que por miedo al conductor, nadie decía nada, sólo ella se atrevió a pedirle que bajara la velocidad, pero el hombre hizo caso omiso a tal petición.
Otra queja similar provino de un usuario de una ruta interna de San Miguelito que aseguró que muchas de esas chivas tampoco respetan los límites de velocidad, y en más de una ocasión han causado accidentes que han ocasionado heridos.