Fríamente, sin la rabia de hace cuatro días ni con el calor en la sangre por la derrota ante El Salvador, me pregunto ¿Qué nos dejó de enseñanza el señor Alexandre Guimaraes?
Guimaraes agarró un selección formada, con una cantidad de jugadores preparados para jugar una eliminatoria y en el mejor momento de sus respectivas carreras.
Empero, no fue capaz de crear la armonía necesaria en el grupo, sacó jugadores experimentados que todavía podían aportar en este proceso y metió jóvenes por capricho, dizque para dejar una base, todo por el ego de no tener el cien por ciento de una selección armada que le había dejado el anterior entrenador José Eugenio Hernández.
Guimaraes sufre de egos altivos y alimenta su personalidad con decisiones equivocadas que al final han dado al traste con una selección fracasada, con el futuro del fútbol de Panamá tirado al tinaco de una basura, con una generación de futbolistas brillantes acabados y un país sumido en el dolor de ver a su Selección eliminada.
Para colmo de males, Guimaraes, con el aval de la FEPAFUT, ha cortado un ciclo de raíz, dejándonos sin fútbol hasta el 2012 cuando inicien las eliminatorias para la Copa del Mundo de Brasil 2014. Esto ha traído consigo pérdidas en la economía, en los vendedores ambulantes y en el mismo fútbol.
¿Qué nos dejó Guimaraes? Sencillamente nada. Le tocará al próximo entrenador ir formando una base de jugadores jóvenes a la altura para defender una camiseta tan pesada como la de un país.. hay que llevarlos de a poco e ir buscando su desarrollo.
Imaginen que el gran descubrimiento de Guimaraes se llama Juan Pérez, un jugador de 28 años que ya había estado en una Sub-23 con Gary Stempel para Sydney 2000. Esa es la genial visión de ese técnico que trajo el presidente Ariel Alvarado en el 2006, dizque para llevarnos al mundial.
Ahora Guimaraes debe estar en Costa Rica disfrutando en alguna playa de Guanacaste los 30 mil dólares mensuales que cobró desde su llegada en noviembre del 2006.
Me parece que de aquí en adelante hay que pensar muy bien en contratar un técnico, habrá que mirar bien su perfil, su sistema de juego, su forma de trabajo, para no tener que pasar por este capítulo nefasto llamado Guimaraes.