Se trata de un espejo que refleja, no sólo la imagen actual de la persona, sino también su probable apariencia en el futuro. Es un sofisticado sistema, desarrollado en Francia por Sophia Antipolis, del Laboratorio Tecnológico de Accenture. Es una especie de televisor de pantalla plana, conectado a un equipo de cámaras, a un procesador de imágenes y a un software.
El objetivo del sistema es el de mostrarle a la persona cómo va a ser su aspecto corporal en un lapso de cinco años. De este modo, aspira a reflejar los efectos a corto plazo de no llevar hábitos de vida saludables. Es un espejo digital, destinado a evitar en lo posible los "horribles sufrimientos" de la vejez.
Mediante una imagen computarizada modificada, que se obtiene con sólo apretar un botón, el espejo pretende prevenir las consecuencias de los excesos.
Las secuelas de tendencias nocivas, como el sedentarismo, el alcoholismo o la obesidad, serán puestas en evidencia por una computadora que se sirve de una red de cámaras conectadas a lo largo de la casa, para registrar el nivel de actividad física de la persona. Además, la computadora indagará a la persona detalles sobre su consumo de alimentos y bebidas.
La computadora adquirirá información sobre el quehacer cotidiano de la persona: sabrá si hace ejercicio o si reposa permanentemente en la cama. Contará, incluso, el número de veces que abre la heladera cada día.