Juan fue el precursor de Cristo, él vino para preparar el camino del Señor; por esto la Iglesia celebra su nacimiento, como celebra el de Jesús, distinguiéndolo de los demás santos. Precursor es el que va delante de otro para anunciar su inmediata aparición.
"Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo" (Lc. 1, 76). Estas palabras se refieren al santo de hoy. Con ellas el sacerdote Zacarías saludó a su propio hijo, tras haber recuperado la capacidad de hablar.
Podríamos denominar esta festividad también como "el día de la llamada" de Juan, hijo de Zacarías y de Isabel de Ain - Karim, para ser el último profeta del Antiguo Testamento y el primer profetizado que sirve de puente entre la antigua y nueva alianza. En efecto, él, venido al mundo en circunstancias tan insólitas, trae ya consigo la llamada divina "Irás delante del Señor a preparar sus caminos" (Lc.1, 76).
Su llamamiento es como el de los profetas; aún en las entrañas de su madre siente la presencia del Mesías cuando María visita a Isabel. Con ello queda ya señalada su misión. Nazireo (consagrado) de nacimiento que tiene como misión predicar la penitencia. Su misma existencia es un modelo de austeridad (Jn 13, 3; Mc.1, 6).
El caminará con el espíritu y el poder de Elías (2R 2, 11). El ministerio de Juan está unido indisolublemente al de Jesús. El prepara los caminos de Cristo (Mt.3, 11)
El nacimiento de San Juan Bautista es un prodigio, porque no fue obstáculo la ancianidad del padre ni la esterilidad de la madre. Su nacimiento genera conmoción en la región, lo mismo que el de Jesús, y al igual que el Mesías, pasa la gran mayoría de su vida oculto, preparándose para la misión a que fue destinado. Juan el Bautista anuncia a Cristo no sólo con palabras, como los otros profetas, sino especialmente con una vida análoga a la del Salvador. Su voz truena, habla con libertad a los pobres.